Un crimen sin resolver en Punta del Este que se volvió una intriga de Fuerra Fría

Fernán CisneroEl exembajador y escritor, Carlos Orlando recuerda el momento en que se cruzó con un caso policial que, muchos años después convertiría en el centro de su nueva novela, La muerte del espía inglés que acaba de editar Fin de Siglo."De adolescente me choqué con el tema", le dijo Orlando a El País. "En Punta del Este pasando la laguna del Diario, mi padre me dice¿ves acá a la derecha? Ahí hace una semana mataron un hombre, no se sabe bien por qué, era un inglés, ahora me acabo de enterar que era un comerciante, pero también que era un agente de los servicios secretos británicos. Mi tío diceNo, eso deber sido una razón sentimental". Y mi tía agregó:capaz que lo quisieron robar. Justamente en ese diálogo familiar se dieron las tres hipótesis que se investigarían en el caso".Ninguna dio una respuesta concluyente sobre la muerte de ese inglés de 65 años, Victor La Brooy Johnson, que fue asesinado el 7 de marzo de 1958, una semana antes de que pasara Orlando por allí y quedara prendido de un hechizo que ahora se hizo libro.Tenía todo para hechizarlo. La Brooy sí era un comerciante (su rubro eran los repuestos de auto) y, sí, había sido agente británico en la Segunda Guerra y tuvo destinos en la región; hasta había salido, contó Orlando, ileso de un atentado en Chile. Su vida acá era normal y apreciada por su entorno. Su muerte, descartado el móvil del robo, fue un shock.Ahora Orlando pudo reconstruir el suceso a partir de un expediente policial que se cerró en 1963 sin conclusión y que incluye a una figura prominente de la cultura uruguaya, un sospechoso muy peculiar y muchísimas preguntas por responder. Orlando se atreve a conjeturar un cierre a la investigación.El día de su muerte, La Brooy salió de su empresa rumbo a Punta del Este, como hacía todos los viernes. Paró, como era rutina, en el parador La Querencia donde los mozos y los parroquianos lo encontraron parco y nervioso. Horas después apareció muerto en su Rover al costado de la ruta; parecía una ejecución.Los diarios no pararon de informar del caso "por cuatro, cinco meses", dijo Orlando. En las portadas reproducían un identikit poco revelador que lo atemorizaba y le disparaba la curiosidad."Ya de adolescente a mi me quedó eso de por qué habrían matado a este hombre con apariencia de abuelo, con una excelente reputación y una conducta intachable", cuenta Orlando. El tema no lo abandonó.Siete días después del crimen, el Daily Mirror aportó en su obituario un dato fundamental...

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