Crisis en el tránsito capitalino

Normas de reciente aplicación en Montevideo procuran suavizar los problemas en el tránsito que padecen a diario quienes circulan por la ciudad. Embotellamientos en determinados sitios y horas, semáforos no sincronizados, calles mal flechadas, motos que surgen amenazantes por doquier, carritos de hurgadores a granel y un estado del pavimento que dista de ser el mejor, ese es el hostil panorama que ofrece la capital uruguaya a los automovilistas.Alimentando el caos está el crecimiento del parque automotor nacional a una tasa anual de 50.000 autos nuevos y casi 100.000 motos importadas, buena parte de los cuales se concentran en Montevideo. En tanto, las vías de tránsito siguen siendo las mismas que en el siglo pasado sin que ninguna obra importante se haya hecho en las dos últimas décadas para aliviar los crecientes problemas de circulación.Tampoco el transporte público ostenta condiciones para convertirse en una alternativa para los automovilistas. Llueven quejas sobre la impuntualidad de los servicios y su incomodidad así como la magra atención al público que prestan los responsables de los autobuses. Faltan también trabajos de magnitud que mejoren el estado de las vías de tránsito o que las despejen en beneficio de quienes las recorren en las horas punta del día.Todo esto ocurre en una ciudad en donde según serios estudios comparativos se paga una patente automotor superior a la de París, Nueva York, Madrid o Roma. Se trata de urbes mucho más grandes que Montevideo, con un enorme parque automotor, en donde el tránsito es más ágil, ordenado y previsible que el que aquí se soporta.Responsable de este cuadro es la IMM que carece de respuestas claras para afrontar el colapso final que lenta pero seguramente se cierne sobre las calles capitalinas. Bienvenidas las nuevas reglas, como las que apuntan a salvaguardar la vida de los niños e imponen ciertos requisitos a las motos, pero quede claro que ellas no son suficientes. Falta un plan central y una preocupación sistemática en busca de soluciones.La última gran expresión de inquietud anotada en la materia se produjo cuando los inspectores de tránsito decretaron una huelga que duró más de dos semanas para obtener mejoras (huelga en donde dicho sea de paso muchos semáforos sospechosamente dejaron de funcionar como por arte de...

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