¡Cuánta pobreza!

AutorRamiro Castro
Páginas5-11
Contraargumento/ Año II/ N°17/ Setiembre-Octubre 2019
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¡CUÁNTA POBREZA!
esde inales del mes de setiembre la democracia uruguaya se
jactó de volver a los debates entre candidatos presidenciales luego
de veinti no sé cuantos años; no hay dudas de ue la producción fue
asombrosa y ue los sponsors pagaron muy bien los minutitos de
televisión, así como no fue desaprovechado por los partidos ue
uedaron por fuera de la actividad, pues no perdieron la
oportunidad de hacerse los excluidos en tiempos de manoseada
inclusión. En in, a nadie le fue ajena la noticia del evento ue, por
nuestra parte, no sabemos si tildarlo de debate.
Debatir supone la lucha, el combate, el contrapunto (si se uiere) de
opiniones fundadas; es decir, el debate es una discusión
argumentada ue, entre Martínez y Lacalle (h) brilló por su ausencia
y esto no fue ignorado por ninguno de los candidatos ue, mutua y
continuamente, se reclamaban proposiciones concretas. En pocas
palabras: lo ue se le uiso hacer pasar a la ciudadanía por debate
fue un cruce de acusaciones infundadas, no por falta de datos, bien
cubierta por los ejércitos de asesores, sino por la inexistente
argumentación, ue devino en un diálogo de sordos en el ue el
candidato oicialista enfatizaba en el continuismo ue se veía
interrumpido dos por tres cuando dejaba caer alguna propuesta,
mientras ue el candidato opositor se limitó a destacar errores y la
inuebrantable voluntad de uerer «jugársela, hacerse responsable» o,
lo ue es lo mismo: hacer promesas sobre temas delicados resaltando
el compromiso y las ganas de asumirlas pero sin esbozar una idea de
D
Ramiro Castro
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