¡Cuánto dolor!: la violencia vs. la pelota

La pelota llora una vez más. Las autoridades del fútbol uruguayo decidieron parar la actividad y llamar a una jornada de reflexión luego de que el viernes a la noche Hernán Fioritto, hincha de Peñarol baleado en Santa Lucía el 28 de septiembre en los festejos de un nuevo aniversario del club, falleciera a sus 21 años.

Como ya ha pasado en las últimas tres décadas, el fútbol paró por tiempo indeterminado y al igual que todos estos años, junto al gobierno, busca las mismas "soluciones" que hasta ahora no han llegado ni cambiado nada.

El 12 de junio de 1994, Diego Posadas (16 años), hincha de Nacional, murió degollado por un parcial de Peñarol de 15 años en las inmediaciones de la Plaza Maracaná previo a un clásico. El partido se desarrolló con normalidad y luego el fútbol también estuvo parado con pérdida de puntos para ambas instituciones: cuatro a cada una.

El 30 de marzo de 1996 el Parque Central se tiño de sangre. A la salida de Nacional-Cerro, sobre la tribuna principal, paró un camión con fanáticos albicelestes que bajaron a robarle la bandera a un hincha tricolor. Daniel Tosquellas salía tranquilamente del estadio y al observar este hecho, en un acto de valentía y generosidad, quiso ayudar al damnificado, pero la historia terminó de la peor manera. Recibió dos balazos y falleció de inmediato. La jornada futbolística se suspendió y se reanudó una semana más tarde mientras, un joven de 15 años (apodado el "Carliño") se entregó ante la Justicia haciéndose cargo de este hecho.

Más cerca en el tiempo, el 11 de marzo de 2006, Héctor Da Cunha fue asesinado por hinchas de Peñarol mientras esperaba el ómnibus junto a su esposa (Natalia, de 35) y su hijo (Damián, de 12) en la puerta del Hospital de...

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