Cui bono, Brasil?

Gonzalo Downey | Montevideo@|Una vieja locución latina de amplio uso en la criminalística moderna, atribuida al cónsul Lucio Longino y transformada en uno de los principios del Derecho Romano, indica que si buscamos resolver quién es el autor de un acto determinado debemos preguntarnos en primer lugar "cui bono?", es decir: ¿quién gana?, ¿quién se beneficia con su realización? En materia política, como en todo proceso social, la autoría intelectual y material de un acto determinado suele tener múltiples causas y razones, pero preguntarnos quién es el primer beneficiado puede resultar muy esclarecedor al momento de entender los hechos.Pasados ya varios días del asalto torpe e injustificado a edificios públicos de Brasilia cometido por fanáticos partidarios del ex Presidente Bolsonaro, las cosas parecen salirse del campo de la obviedad. Tras la condena unánime de todos los sectores democráticos de todos los países de América Latina (algo que lamentablemente no ocurre respecto a las dictaduras formales y de hecho que asolan la región) podría parecer que existe consenso sobre quién, cómo y por qué ordenó, organizó o gatilló dicho irracional asalto, pero no es así. No existe ninguna prueba que inculpe a Bolsonaro, que salió enseguida a condenarlo, y aunque ya es sabido que los manifestantes fueron ayudados desde adentro, no queda claro quién dio la orden de abrirles las puertas y facilitarles el camino. Lo que sí está claro es que, sin preguntar mucho, la turba de fanáticos acampados en las afueras de los palacios gubernamentales solo necesitaba la más mínima provocación para cometer alguna estupidez. Entonces, ¿quién tiró la cerilla? ¿Y por...

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