El curro de los DDHH

La Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo (INDDHH) presenta su informe de actividades a la Asamblea General a inicios de cada invierno. Este año, además de recibir ese balance de 2016, el Parlamento deberá analizar la renovación de su consejo directivo por cinco años más.

Las prioridades en 2015 fueron dos: avanzar en el ingreso de funcionarios para formar una burocracia de 28 personas e iniciar las obras en la sede de la institución. En 2016, fueron incorporar funcionarios, acompañar la remodelación de su sede, consolidar procesos internos de trabajo y difundir tareas: más o menos lo mismo que en 2015, pero expresado en lengua progresista para que parezca más serio y trabajador.

La INDDHH dice cumplir una función como mecanismo nacional de prevención de la tortura. Narra en su balance de 2016 informes y recomendaciones que realizó luego de visitas a centros de reclusión. En realidad, apenas se analiza un poco ese balance, la actividad parece redundante: es una tarea muy similar a la del comisionado parlamentario para el sistema penitenciario. Por otro lado, para intentar mostrar su utilidad institucional, la INDDHH señala que hay un aumento sostenido de los casos atendidos: 568 en 2015 y 584 en 2016. Pero en realidad no es así: en 2015, más de la mitad de esos casos no tuvieron andamiento; y en 2016, cerca del 40% de las denuncias que recibió fueron redundantes, puesto que en verdad el Estado ya se estaba ocupando de ellas por vía administrativa o por vía jurisdiccional.

Uno de los integrantes del consejo directivo actual declaró que el objetivo de la INDDHH es transformarse en un "poder moral" de la República. En este sentido, por ejemplo, el balance de 2016 dedica un capítulo entero a la "promoción y educación en derechos humanos". Allí, nadie encontrará nunca ninguna referencia histórica a la violación de los derechos humanos, por ejemplo, por parte de la guerrilla izquierdista de los años 60 y 70. Y no es que la INDDHH no se ocupe de la historia reciente: su balance de 2016 incluye un apartado entero dedicado a "actividades de promoción y educación para la memoria", en el que destaca un anteproyecto de ley que "promueva una institucionalidad para desarrollar políticas públicas sobre verdad, memoria y justicia". La idea, dice, es "aportar en el desarrollo de una democracia fuerte".

¿Cuánto cuesta mantener esta parafernalia institucional de la INDDHH? En 2016, aproximadamente 2,5 millones de dólares. En 2015, se...

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