Un débil candidato a la OEA

El gobierno uruguayo debería examinar con más cuidado las reales posibilidades de éxito que tiene la postulación del canciller Luis Almagro a la secretaría general de la OEA. Una candidatura de ese nivel supone asumir una serie de compromisos de reciprocidad con otros países con un alto costo en votos y apoyos a diversas causas. Por eso importa analizar primero si Almagro reúne las condiciones para recibir el respaldo de 18 delegaciones, o sea la mayoría requerida para ser electo. Si no las reúne el esfuerzo y el gasto del gobierno serán inútiles.A primera vista se diría que carece de esas condiciones. No es un ex –presidente como fueron la mitad de los secretarios generales y tampoco tiene tras de sí una brillante y extensa carrera internacional. Además representa a un país que ya ocupó esa posición a través de José Mora Otero en tanto hay candidatos de países que nunca la ocuparon como México y Perú, que también competirían. Por si fuera poco enfrenta a un postulante en carrera como es el ex vicepresidente de Guatemala, Eduardo Stein, auspiciado por Centroamérica, una región que puede aducir que ha sido postergada en su anhelo de conducir la OEA.El propio Almagro no se ayudó a sí mismo en su reciente presentación en Washington al decir que el eje de su gestión será el tema de los derechos humanos que recorrerán “transversalmente” los grandes asuntos de la organización como la búsqueda de la paz, la democracia, la seguridad y el desarrollo integral. No se ayudó porque acto seguido explicó que su otro objetivo es integrar a Cuba, país que fue suspendido como miembro, pero que desde 2009 puede reingresar a la OEA siempre que cumpla ciertos requisitos.El más importante de esos requisitos, según la carta de la institución...

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