David y Goliat, Peñarol y Plaza: ¿es otra historia?

Las formas de asumir el rol del más fuerte y el más débil salen a la cancha.

No hace falta analizar mucho para convenir qué y cuánto se van a jugar hoy Peñarol y Plaza; la propia categorización del partido en el marco de la definición del Campeonato Uruguayo lo señala en forma más que clara: una final para los aurinegros y una semifinal para los "patas blancas".

La diferencia entre una y otra instancia, lógico, es trascendente, muy importante; pero, quizá, tanto o más puede serlo la forma cómo asume y maneja cada uno de los dos cuadros el tenor de la gran "parada" que se jugará al salir a la cancha.

Desde ese punto de vista, entonces, el partido es casi y tal vez antes que nada un test sicológico, o anímico, para ambos. Basta con ver las declaraciones surgidas de uno y otro lado en el curso de la semana y, puntualmente, lo que dijo "Polilla" Da Silva cuando afirmó que "el favorito el Plaza", y a lo que expresó Carlos Manta gerente deportivo de la institución coloniense a raíz de las manifestaciones del técnico aurinegro, apuntando que "si Da Silva dice que nosotros somos favoritos", el partido de hoy "en principio" va a ser distinto al otro en el que los "patas blancas" le ganaron a Peñarol en su propio estadio "Campeón del Siglo" el 29 de mayo pasado.

Es que, para enfrentamientos como el de esta tarde, todo sirve, todo vale a los efectos de tratar de lograr un buen resultado; pero, seguro que tanto Da Silva como Manta dijeron cada uno lo suyo para hacer como el boxeador que finge estar "groggy" para luego sorprender a su adversario.

En ese aspecto, quizá, sacarse la responsabilidad de arriba, o mandarse la parte y transferirle ese peso al rival, es un recurso; aunque, como los protagonistas lo saben, la verdad está después en la cancha. Ahí es donde se verá si Plaza es David y Peñarol es Goliat, como parece en lo previo por la tradición, la gloria y el poder convocante que tiene cada uno de ellos en el contexto de la historia del fútbol uruguayo.

Ahí es donde entra a tallar el poder de la mente: si Plaza es capaz de asumir su papel de equipo presumiblemente menos poderoso y darlo vuelta como lo hizo de visitante hace dos semanas, y si Peñarol es lo suficientemente más fuerte como para revertir lo que pasó en el último enfrentamiento con su rival de esta tarde.

Eso, además, en el marco de lo que indica la normativa reglamentaria: Plaza debe ganar hoy sí o sí, mientras que si Peñarol no gana, tiene otras instancias para tratar de salir...

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