Los debates en cuestión

Estamos a menos de cien días de las elecciones internas y se plantea, nuevamente, la conveniencia de debates entre candidatos presidenciales.

Sabido es que hace ya veinte años que los principales candidatos no confrontan ideas en una instancia de gran audiencia ciudadana. Sabido es también que han fracasado los intentos legislativos de fijar debates obligatorios para las elecciones generales de octubre.

Constanza Moreira propuso -luego se desdijo-, un debate interno previo al 1° de junio con el otro precandidato presidencial frenteamplista. No es nada novedoso: el Partido Socialista de Francia y los grandes partidos Republicano y Demócrata de Estados Unidos practican estos debates con frecuencia. Desde fuera del Frente Amplio, el nacionalista Larrañaga ha sugerido también la necesidad de debatir con Vázquez, en particular sobre el tema educación.

Seguramente, ni una ni otro tengan éxito en sus planteos porque, lamentablemente, las prácticas del sistema político están operando para evitar instancias de confrontación de ideas que vengan a enriquecer las definiciones electorales.

En efecto, quien desde la exigencia de la confrontación de ideas desafíe un liderazgo asentado corre el riesgo de ser aplastado por su propia maquinaria partidaria. Sobre todo en las estructuras del Frente Amplio, esa maquinaria entiende que la expresión del disenso puede ser signo de debilidad. La izquierda prefiere convivir con una práctica del poder que muchas veces difiere de sus aceptadas consignas internas, a seguir el tren de algún Quijote que exija coherencia en la propuesta frenteamplista a futuro. El ejemplo del Partido Socialista, que se perfila como principal sustento de la candidatura de Vázquez y de donde proviene la presidente del Frente Amplio Xavier, es en este sentido bien ilustrativo.

Por un lado, los socialistas ejercen el poder desenvueltamente, sin poner en general en tela de juicio la lógica capitalista de todo el sistema. Es más: algunos de sus notorios integrantes pasan de la función pública al protagonismo en importantes empresas multinacionales radicadas en el país, sin ningún inconveniente. Por otro lado, en el documento partidario "Tesis", aprobado en el congreso de diciembre de 2011 del Partido Socialista, se puede leer como primera frase que "la lógica del capitalismo atenta contra la civilización". Y más adelante, "la propiedad de los medios de producción...

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