Decálogo para pensar

Todos tenemos que pensar, discutir y buscar acuerdos para ajustarnos a una realidad que se nos impone. Las conductas de un Trump, un Xi, un Putin, una Markel, un Maduro, un Piñera, un Macri, un Lula o del Estado Islámico, afectan la seguridad internacional, el comercio internacional, la institucionalidad global y los valores de la libertad, la justicia social y la relación con el ambiente. Nos hace actores sin poder marcar el rumbo del mundo, aunque de bueno tiene que nos obliga a pensar y a actuar en nuestra realidad sabiendo que el aplauso y la aprobación generalmente no van de la mano. En todo el mundo, el precio de la vida pública lo pagan los que entraron en ella por vocación y no por obligación. Konrad Adenauer decía que el "cuero de elefante es el mayor don que Dios le puede dar a un estadista". No es el gobierno ni la abstracción "Estado" lo que nos hace ciudadanos; lo somos por cuenta propia, decidiendo, arriesgando situaciones de comodidad, y sobre todo, asumiendo responsabilidades.

Cuando los que viven en la indiferencia comiencen a actuar las deficiencias sociales recién podrán ser corregidas. Y si se obliga al Poder Ejecutivo a reaccionar, como la movilización del día 23, algo cambia: los gobiernos y los dirigentes de todos los partidos aprenden a tener miedo de los que se movilizan a diferencia de lo que sucedía hasta ahora.

Por eso estas reflexiones:

1) No hay candidato fuerte con Partido débil: la democracia no admite indiferentes. Un partido político defiende ideas, forma dirigentes y se justifica con el respaldo de la ciudadanía. La institucionalidad del país es sólida con partidos políticos organizados y disciplinados. Cuando hay más candidatos/as que ideas el ciudadano piensa que "todos son iguales" ¿y si tiene razón, qué es lo que se pierde y quiénes son los que ganan? El lector tendrá su respuesta.

2) Ser antiguo es peor que ser viejo: las políticas públicas deben ser modernas y ajustadas a la realidad. El gobierno es responsable por construir una sociedad para el mediano plazo. La inmediatez se preocupa solo por ganar las elecciones. La renovación necesita visión de Estado y trabajosos acuerdos. Nada se construye con dirigentes dogmáticos y antiguos, menos con gente soberbia e intolerante, peor aún, si es joven. Un gobierno que tenga oficialismo y oposición adentro debilita las instituciones; es un barco sin timón. Y para los totalitarios es un gran negocio.

3) La hemiplejia moral relativiza los valores: en nombre de...

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