El dilema occidental

CLAUDIO FANTINISi las potencias de Occidente hubieran observado pasivamente como Gadafi bombardeaba las ciudades que se habían emancipado de su régimen, habrían recibido una ola de críticas mayor que la que les está cuestionando la operación militar en marcha. Así ocurrió cuando la etnia hutu exterminó a un millón de tutsis en Ruanda. También cuando las sanguinarias milicias janjauí, armadas y financiadas por el líder sudanés Omar Bashir, ejecutaron su operación de exterminio en Darfur. En ambos casos se les cuestionó no mover un dedo, o reaccionar demasiado tarde.No obstante, atacar al dictador libio porque bombardea a su propio pueblo, plantea el dilema de actuar del mismo modo en otros países árabes donde ocurra lo mismo. Usar el aparato militar contra una rebelión social es una desmesura no sólo practicada por el lunático Muamar Gadafi. En Bahrein, batallones del ejército saudita ingresaron con la intención de sofocar las protestas de la mayoría chiita contra la discriminación que sufren desde que llegó al trono el rey Hamad. La familia Saud sabe que si cae la dinastía Al Jalifa en el pequeño reino insular, los chiitas de la Provincia Oriental, despreciados por el wahabismo, que es la vertiente coránica oficial en Arabia Saudita, volverán a su vieja aspiración de unificarse con el chiismo del sur iraquí.Si los militares sauditas masacran protestas que reclaman en Bahrein pasar del absolutismo a la monarquía...

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