Un director de éxito, desparejo y que supo ser inquieto

Es simplificar demasiado (pero es la primera frase que viene a la mente) decir que murió el director de El graduado. Antes y después de ese titulo icónico, Mike Nichols hizo muchas otras cosas, y de muy diverso nivel, en cine, teatro y televisión.

Nichols, de 83 años, falleció el miércoles, pero el anuncio público se demoró un poco. La noticia la dio James Goldston, presidente de ABC News, ya que la esposa del cineasta, Diane Sawyer, es una de las periodistas de la cadena. Su muerte fue "repentina", dijo Goldston, sin entrar en más detalles.

De origen judío, Nichols nació el 6 de noviembre de 1931 en Berlín con el nombre de Michael Igor Peskowsky, pero llegó a los Estados Unidos con su familia a los siete años escapando de la Alemania nazi. Estudiando en la Universidad de Chicago comenzó a asistir a clases de teatro, y luego se dedicó profesionalmente a él. En la década de 1950 fundó junto a Elaine May, Alan Barkin y Barbara Harris la compañía The Compass, luego denominada Second City, y en la de 1960 sus duetos cómicos junto a May (quien más tarde también se convertiría en realizadora de cine) se volverían muy populares en los cabarets de Nueva York. Su espectáculo de 1961 An Evening with Mike Nichols and Elaine May es material de leyenda.

Para entonces Nichols estaba dirigiendo también numerosos espectáculos en Broadway que le valieron tres premios Tony a mejor dirección: Descalzos por el parque (1964), La extraña pareja (1965) y Plaza Suite (1968). Posteriormente ganó otros premios por musicales como Annie (1977) o Spamalot (2005), y volvió a ganar un Tony en 2012 por su puesta en escena de La muerte de un viajante.

Al mismo tiempo entró pisando fuerte en el cine. Debutó en la gran pantalla en 1966 con una adaptación de ¿Quién le teme a Virginia Woolf? de Albee, protagonizada por Richard Burton y Elizabeth Taylor que le proporcionó a Liz su segundo Oscar y que ayudó a poner fin al viejo código de censura de la industria de Hollywood. Tal vez por eso y por la fama de "rebelde" que había ido adquiriendo, le ofrecieron la dirección de El graduado (1967), uno de los títulos icónicos de los tardíos sesenta y...

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