La educación y el poder

En el recetario de los gobiernos del Frente Amplio la típica forma de encarar el problema de la educación es organizando un gran debate educativo que concluya con un congreso nacional con la supuesta representación de las partes interesadas.

Así se hizo en los gobiernos de Tabaré Vázquez y José Mujica sin consecuencias positivas, pues ambos procesos sirvieron para reforzar el dominio de los sindicatos docentes y excluir a los discrepantes. Pese a ello ahora se anuncia un tercer intento de similares características que debería iniciarse a mediados del presente mes.

Más allá de la precipitación que denota esta sorpresiva convocatoria, los antecedentes que registra en la materia la coalición de izquierda no anticipan nada bueno. El primer congreso se instaló en 2006 tras una extensa maratón de asambleas realizadas en todo el país con la participación de cientos de delegados. De allí surgieron los fundamentos de la ley de educación aprobada dos años después que, entre otras cosas, aumentó el poder de las corporaciones con sus previsibles efectos negativos.

El segundo congreso realizado en 2013 con menor participación y limitadas ambiciones, produjo muy poco digno de destaque. Tan poco que, tras su triple promesa reformista pronunciada ante el Parlamento el día de su asunción, José Mujica admitió con un dejo de amargura que las autoridades de la educación y los gremios "no me la llevan".

Estos antecedentes conducen al escepticismo en un país en donde el presidente de la República que cuenta con mayoría parlamentaria confiesa que carece de fuerza para imprimirle el rumbo a la educación. El sorpresivo anuncio de la realización de un nuevo congreso, formulado por la ministra de Educación en medio de los incidentes por la desocupación del local del Codicen de la Anep, suena a maniobra diversiva y luce como una suerte de hueso lanzado a los sindicatos para mantenerlos entretenidos mientras se discute el Presupuesto.

Al elenco gobernante le consta que una convocatoria de esa naturaleza tiene escasas perspectivas de introducir cambios en la estructura existente. Los dos congresos anteriores demostraron que la voz cantante la llevan los grupos organizados, es decir los sindicatos docentes renuentes por principio a cualquier iniciativa que no provenga de su seno. Ni las agrupaciones de padres y alumnos, ni los partidos de oposición, ni expertos independientes, pudieron influir en las deliberaciones y resoluciones impulsadas por las corporaciones según su...

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