Efecto de las penas sobre el delito

JUAN DUBRAHace unos días un diputado oficialista citó al senador Bordaberry, quien supuestamente dijo que yo había afirmado que aumentar las penas no reducía el delito. No creo que yo lo haya dicho, pero eso no es lo importante. Como habrá un plebiscito sobre la baja de la edad de imputabilidad que pretende reducir el delito a través del aumento en las penas para un grupo que aumentó su participación en el delito, es importante entender si aumentando las penas se conseguirá el efecto deseado. Por eso, en esta nota analizaré algo de la evidencia sobre este tema.El primer trabajo en hacer una estimación econométrica moderna y creíble sobre si penas mayores reducen el delito es "El efecto del tamaño de la población carcelaria en las tasas de delincuencia: evidencia de los juicios sobre hacinamiento carcelario" de Stephen Levitt (The effect of prison population size on crime rates: evidence from prison overcrowding litigation) publicado en el Quarterly Journal of Economics en 1996. Esta nota se basa en ese artículo.Para entender por qué se tardó tanto en llegar a una buena estimación sobre un tema tan importante, hay que entender las dificultades de reportar una correlación entre la cantidad de presos y el delito. La idea general de estimar ese efecto era que si un aumento de 1% en la población carcelaria se traducía en una reducción de 0,16% en la criminalidad (digamos, delitos cada 100.000 habitantes, que es una medida común), se interpretaba como "un aumento en las penas que llevara a un aumento en la población carcelaria en 1% reduciría el delito en 0,16%".Pero pensemos qué nos dice ese número, estimado por ejemplo por Marvell y Moody para Estados Unidos en "Prison population growth and crime reduction", en el Journal of Quantitative Criminology en 1994). Para empezar, a muchos les chocará, porque a menudo sucede que al mismo tiempo que aumenta el delito, aumenta la población carcelaria (porque se encarcela a más criminales). Por ejemplo, Levitt reporta que entre 1971 y 1993, la población carcelaria en Estados Unidos se triplicó, mientras los delitos violentos se duplicaron.La dificultad, por supuesto, radica en "depurar" el efecto de las penas sobre el delito, pero eso es complicado ya que existe esa tendencia natural a que el delito y la población carcelaria se muevan en la misma dirección.Otra forma en que se intentó estimar cómo cambiaría el delito aumentando la extensión de las penas fue a través de encuestas a los presos, para ver cuántos delitos...

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