Efectos colaterales

Una de ellas, quizás la más evidente aunque no siempre mencionada, es cómo y dónde pasamos los períodos de confinamiento. El primero de ellos, allá por marzo, fue largo y acatado. El segundo es el que sucede ahora ante la aceleración de casos, donde mucha gente (aunque no tanta como en marzo), por su cuenta y prudentemente aplica otra vez la consigna de "quedate en casa".> > La cuestión es ¿en qué casa? Para quienes viven en apartamentos construidos en las últimas décadas, quedarse en casa fue un suplicio dadas la dimensiones de sus viviendas. No hablo de los que habitan en reducidos monoambientes y estudios (tan demandados en edificios modernos) sino en apartamentos de dos o tres dormitorios donde es imposible moverse con comodidad y, en caso de tener que pasar mucho tiempo encerrado, el lugar se vuelve asfixiante.> > Esta tendencia a construir chico no es exclusiva del tipo de construcción en determinados barrios. Desde las cooperativas y los complejos de "viviendas económicas" en los barrios más alejados hasta los codiciados apartamentos en Pocitos o Malvín, las dimensiones son iguales. Unos tendrán los mentados "amenities" en la planta abajo y otros no, pero esencialmente en los lugares donde se vive y duerme, los espacios son intolerablemente reducidos.> > La pandemia asimismo trajo la tendencia al teletrabajo o trabajo desde el hogar. Cuando vuelva la normalidad, habrá quienes regresen a sus oficinas, pero una parte seguirá cumpliendo sus tareas desde la casa ya que eso es más funcional. Sin embargo no es lo mismo hacerlo desde una casa que tenga...

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