La elecciónde Munúa

El técnico eligió a los que patearon los penales en la serie; después, los jugadores tomaron la posta.

La eliminación de Nacional en los cuartos de final de la Copa Libertadores de América a manos de Boca en "La Bombonera" dejó un sin fin de preguntas y respuestas en los hinchas tricolores.

Es que muchas son las críticas que se pueden recibir tras una serie de penales en la que varios factores inciden en el transcurso de ese momento que puede llegar a ser clave para el futuro de un equipo.

Los tricolores igualaron 1-1 en los 90 y al repetirse el resultado del jueves 12 de mayo en el partido que se jugó en el Gran Parque Central, el pasaje a las semifinales del máximo certamen continental de clubes se definió mediante disparos desde los 12 pasos.

Allí fue Boca el que tuvo mejor efectividad y se quedó con la victoria por 4 a 3, resultado que lo metió en las semifinales, instancia en la que ahora espera por el ganador de la llave entre Independiente del Valle y Pumas que se volverán a ver las caras el martes en México tras el 2-1 a favor de los ecuatorianos el martes en Quito.

Heber Lopes no dio descuentos en La Bombonera, ni en el primer tiempo y tampoco en el complemento, y el encuentro entre Boca y Nacional terminó 1-1.

La lotería de los penales definiría a uno de los cuatro mejores de América. La tensión, los nervios y las pulsaciones de los protagonistas tenían niveles más que elevados en una cancha que hervía.

Gustavo Munúa y sus colaboradores debían elegir a cinco para que patearan en una serie que definía el futuro del equipo tricolor.

Era todo o nada. El trabajo de un semestre dependía de una tanda de penales.

Y el entrenador de Nacional eligió a los jugadores para esa serie decisiva. El primero lo patearía el capitán Diego Polenta, luego vendría Mauricio Victorino, después sería el turno para Sebastián Fernández, más tarde Gonzalo Porras y por último Santiago Romero.

Polenta, Victorino y Fernández, quien la picó al mejor estilo Sebastián Abreu, convirtieron, mientras que a Porras y a Romero se los atajó el golero xeneize Agustín Orión.

Con la serie igualada con tres goles por bando, la definición pasó a ser con un penal para cada lado.

De ahí en adelante, Munúa no se encargó de elegir a los pateadores; y en un momento clave, cuando la pelota realmente quemaba y la hinchada de Boca se hacía sentir, Felipe Carballo empezó su caminata hacia el arco que daba a la cabecera en la que, en el tercera anillo, tenía a los 3.000 hinchas de...

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