Elecciones, ¿para qué?

Se supone que son una oportunidad. La chance para ponerse delante de la realidad del país. Para levantar la vista del día a día y ponerle un poco de pienso a las cosas. Para reflexionar. Para ir más allá de lo fenoménico y pensar hacia dónde va el Uruguay. Porque quizás sea posible que el voto decida. Que votando se puedan encarar las cosas que hay que encarar. Las que duelen. Las de fondo.¿Será eso lo que está ocurriendo en esta campaña electoral? No parece.> Sí hay críticas y hay defensas. También hay propuestas, incluso algunas con pienso y desarrollo, pero en general son de tipo incremental (más de esto o menos de aquello), no de transformación. Es que el cambio no es para mí. Todos hablamos de cambio pero pensando en el otro; mi caso es distinto. Yo, lo que quiero (y merezco) es mejorar.> Quizás es por eso, porque los políticos saben que la gente en el fondo no quiere cambiar, que las campañas electorales no enfocan el fondo, no revelan el país en su cerno.> Es verdad que hemos tenido varios años de bonanza económica. Pero, es ésa la realidad básica del Uruguay? Las condiciones y capacidades reales de producción de nuestro país en el mundo de hoy son tales que nos dejan tranquilos para enfrentar el futuro sin la necesidad de ajustar o adaptar nada? Difícil que el chancho chifle.> Es verdad que estamos viviendo una espantosa decadencia en la educación estatal. Pero por qué? ¿Por qué un país, en épocas en las cuales era más pobre que ahora, consiguió construir un sistema y un ethos educativo que transformó a su gente y con ella al propio país, haciéndolo modelo y envidia en el continente? Qué fue lo que se nos perdió o cayó?> Claramente no es un problema de programas, tiempos completos, sueldos o condiciones edilicias.¿ No habrá que empezar a poner en tela de juicio elementos más básicos? La autonomía, que protege la mediocridad y el aislamiento? ¿ El corporativismo, que suma a lo anterior una óptica egoísta y pequeña, en la cual no figuran los estudiantes? El monopolio de la formación docente, que hace muy difícil la apertura de ideas, la inventiva y la innovación? > El laicismo decimonónico y apolillado, que esteriliza cualquier intento de transmitir valores? ¿ Una cultura que exacerba los derechos y destierra los deberes? > Peor aún, que ha convertido a la igualdad (en la mediocridad), su ideal de vida encarnado en nuevas fuentes de sabiduría, como las murgas, el canto popu...

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