Espejito, espejito: ¿cuál es el mejor Cuarteto?

De Raro (2006) a esta parte, El Cuarteto de Nos generó entre sus seguidores dos posiciones: los que celebran el cambio y los que lo rechazan. Los unos percibieron el giro musical y conceptual de la banda de la mano de Juan Campodónico como la clave para que el grupo siguiera evolucionando.ynbsp;

Los segundos lo tomaron como una doble traición: de la banda hacia los fanáticos y de la banda hacia sí misma y sus raíces. De ahí que, en dos de cada tres conversaciones sobre el tema, se escuche sin excepción alguna frase como "a mí me gustaba el Cuarteto de antes" o "el Cuarteto sin Riki Musso no es el Cuarteto". En rigor a juzgar por su repercusión en el exterior, por ejemplo son más los que lo ven como un progreso que como un problema.

El Cuarteto nunca fue igual al Cuarteto y al mismo tiempo siempre fue el Cuarteto. Y lo sigue siendo. Por eso la banda cumple 30 años en un momento altísimo, como una segunda juventud perfeccionada por la madurez que para nada borra etapas pasadas. Las viudas de guerra del "viejo" Cuarteto el de Me agarré el pitito con el cierre y Necesito una mujer entre muchas otras canciones parecen olvidar que el cambio riesgoso estuvo en el ADN del grupo desde sus orígenes.

La transformación con Raro y la llegada de Campodónico fue radical. Una banda con 20 años de carrera y 10 álbumes con repercusión local adoptaba un sonido de corte internacional y dejaba progresivamente el humor constante en favor de cierto desencanto existencialista. El resultado, tanto desde lo compositivo como desde la producción, fue inapelable. Bipolar (2009) y Porfiado (2012) siguieron cada uno a su manera aquella línea por eso la denominación no oficial de "trilogía" y convirtieron al Cuarteto en un fenómeno regional.

Habla tu espejo planteaba, entonces, una cuestión clave: ¿repetir fórmulas de éxito probado o intentar sumarles algo nuevo sin dar un paso atrás? El grupo eligió claramente lo segundo y el resultado es un disco que le escapa a las zonas de confort. Y más o menos inspirado, el Cuarteto logró un sonido propio.

Toda esta cuestión se resume en los cuatro minutos de Cómo pasa el tiempo, la canción que no por casualidad abre el disco. Paso acelerado para una de las mejores letras reflexivas de Musso en los últimos tiempos, otra de versos ocurrentes y milimétricos de esos que solo se pueden escribir cuando se tiene cierto recorrido como para contemplar el paso paradójico del tiempo.

Otras de las cosas que solo el tiempo hace posibles son No...

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