Esporas del pensamiento

Bochorno en el Centenario: energúmenos y Presidentes de Clubes debidamente llamados a la Justicia. Liceos con resultados calamitosos. Cifras de vergüenza en violencia contra la mujer y en consumo de pornografía infantil. Perdón presidencial por US$ 10.000.000 en impuestos, por miedo a un pleito. Aprobación en Cámara del proyecto marihuanero, con un diputado señalándole inconstitucionalidad pero votándolo como si nada.Anteayer, 30 años del acto del Obelisco. Llevo grabada la voz de Candeau leyendo la proclama escrita por Tarigo y Aguirre. Y tengo también grabado que a los pocos días, la dictadura publicó la foto del estrado con los nombres de los presentes, reprochando que se mezclaran secuestradores y secuestrados, amigos y enemigos… ¡Los fanáticos encaramados en el poder no entendían que si tirios y troyanos fuimos juntos a exigir legalidad, es porque precisamente todos queríamos la conciliación y la paz! Lástima que 30 años después tampoco lo entiendan otros fanáticos, que embadurnan al Uruguay con el ominoso lema “Ni olvido ni perdón”, anclando al país en un pasado que agrede al mensaje noble que a todos nos dirigió Pivel Devoto en “La amnistía en la tradición nacional”.Cada uno de esos temas importa mucho. Pero en siembra de esperanzas, ninguno supera el valor de lo que se dijo en el homenaje que la Universidad Católica Dámaso Antonio Larrañaga rindió al consagrar como Eméritos a los Profesores Dres. Mabel Rivero de Arhancet, Didier Opertti Badán y Carlos Barbé Delacroix. Más que primeras planas, eso valió semillas y esporas.Al reconocer cuánto dejan en la vida los grandes docentes que se van, homenajes de esa índole afirman que la persona perdura en la vida de alumnos e instituciones y hacen revivir las inflexiones de los Maestros que nos enseñaron a armar...