Familiares de víctimas de delito organizadas para pedir 'justicia'

Con pocos recursos, organización brinda asistencia judicial y psicológica.

Graciela Barrera y Daniel Amaro se conocieron repartiendo volantes y "golpeando las puertas del Palacio Legislativo". Pedían Justicia. Sus hijos habían sido asesinados. Fueron víctimas de la inseguridad. Conmovido por la impotencia de ellos, uno de los porteros del Palacio se les acercó y les dio una idea. "Armen una organización, porque así, por separado, no los va a escuchar nadie". Y le hicieron caso. Se unieron a otra madre en la misma situación, María Luisa Martínez, y así nació la Asociación de familiares y víctimas de la delincuencia (Asfavide). Esto fue en 2012.

El hijo de Barrera, Alejandro Novo, de 30 años, fue asesinado mientras repartía pollos en la zona de Las Acacias. El de Amaro, Gustavo, era taxista y lo mataron de un tiro. Y el hijo de Martínez, Maximiliano Rossenberg, fue asesinado en la Unión mientras entregaba un pedido para la pizzería que trabajaba.

"Mi causa está impune dice Barrera. Estoy igual que al principio. No tengo nada. Van siete años y un mes, hablo con los detectives pero no se avanza. No hay sospechosos. No hay nada. Al principio 120 personas fueron indagadas. Pero no se avanza".

Amaro, en tanto, dice que la Justicia sí dio con el asesino de su hijo. "El caso está resuelto. Era un menor que ya tenía cuatro muertes encima. Ahora mi hijo tendría 34 años. Y lo único que a uno le queda es llevarle una flor. Es muy difícil. Uno la lleva porque estamos acá, ayudando a otra gente, si no fuera por esto, ya está. Esto nos ayuda a salir adelante".

Por otro lado, lo que hizo la Justicia con el caso de Rossenberg no logra conformar a Martínez. "Mi hijo era un delivery de la Unión. En realidad era peluquero, pero se buscó un trabajo más para llevar más plata a la casa porque en ese momento tenía un hijo de un año y un mes. Lo quisieron robar y lo mataron. Fue un menor y un mayor. Pero, como pasa en este tipo de casos, el menor se hizo responsable, estuvo unos meses nada más preso, entró y salió, y ahora no sé en qué quedó. Al mayor nunca lo indagaron. Pero este es uno más de los casos que pasan todos los días y por los que, lamentablemente, sigue muriendo gente joven", cuenta ella.

Asfavide comparte unas oficinas en la calle General Flores con Mujeres de Negro. El lugar se los dio el Estado y también están exonerados del pago de agua y luz...

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