El fin de 'el Pepe' y Cristina

La política de "mi amigo Pepe" con la presidente argentina Cristina Fernández de Kirchner fue un rotundo fracaso. Se le advirtió en reiteradas ocasiones que se trataba de una mujer mala, que no tenía ningún cariño ni simpatía por Uruguay, que a lo sumo nos consideraba una provincia más.No hizo caso y pecó de ingenuo, porque no tenemos dudas de que actuó de buena fe, convencido de que defendía los intereses del país, aunque pésimamente asesorado por la Cancillería y la embajada uruguaya en Buenos Aires.Que los lectores hagan uso de su memoria y piensen si se logró que alguno de los reclamos que se plantearon fue concretado; si hubo alguna señal de solidaridad para ayudar a solucionar algún problema en los múltiples organismos bilaterales que integran ambos países; si hubo alguna concesión o trato especial por nuestro carácter de vecinos y los lazos históricos que nos unen. Nada de nada.Allí siguen trancados los proyectos para el dragado de Martín García y el río Uruguay; allí siguen trancados los esfuerzos inversionistas para ampliar el puerto de Nueva Palmira; allí siguen trancadas las negociaciones para atemperar el efecto de las trabas a la importación de productos uruguayos; allí siguen amenazantes los piquetes sobre el puente San Martín para impedir el tránsito de turistas. Eso sí, este gobierno votó -obsecuente- con su mayoría automática una ley para intercambiar información tributaria con la voraz y desfinanciada impositiva argentina que provocó temor en inversionistas. Muchos hicieron sus valijas para impulsar el desarrollo de Miami, y la construcción (con todas las fuentes de trabajo directo e indirecto que significa) bajó sus decibeles en el país. Pero fue un gesto cariñoso hacia la Casa Rosada.CFK usó y abusó del presidente Mujica. Le daba rédito político aparecer en estrados y fotos con un personaje de pasado guerrillero (o terrorista), que practicaba una filosofía ramplona y de sesgo popular. Que no vivía pendiente del implacable dictamen del espejo, sino que lucía orgulloso su desaliño. Que se había ganado la simpatía de los argentinos y la curiosidad y sorpresa del mundo por su estilo de vida. Lo que "el Pepe" no avizoró, fue que esa situación provocaba celos y envidia en alguien que, por el contrario, era rechazada por su terquedad y su soberbia. Y así fue...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR