Francisco Lavandeira

Francisco Lavandeira nació en la localidad de Arias, en el departamento de Florida, el 4 de julio de 1848. A instancias de su padre ingresó a la Facultad de Derecho de Buenos Aires donde se destacó por su interés en los temas financieros y hacendísticos.

Luego de recibirse volvió a su patria donde revalidó su título universitario. En mayo de 1873 comenzó a dictar la cátedra de Economía Política de la Universidad Nacional.

A pesar de su juventud tuvo un papel destacado en la vida del Partido Nacional. Participó en la Revolución de las Lanzas encabezada por Timoteo Aparicio, la que culminó en la Paz de Abril de 1872. En ese año formó parte de la dirección del periódico "La Democracia". Como periodista, escribió Vásquez Acevedo, se distinguió "por su ilustración, la galanura y fecundidad de su pluma y elevación de su propaganda".

El motín del 10 de enero de 1875, se produjo en ocasión de la elección para Alcalde Ordinario y Defensor de Menores donde se enfrentaban, por una parte, los candidatos de los principistas nacionalistas, conservadores y radicales, y, por la otra, los candidatos de los blancos "netos" y de los colorados "netos" o "candomberos".

Ese domingo, recordó un testigo, "de sol espléndido y de calor excesivo", muchas de las familias de la ciudad asistían a las fiestas de la bahía. La mesa electoral fue instalada al amparo de la frescura del atrio de la Iglesia Matriz.

La votación se desarrolló en un ambiente tenso. Cuando los votos emitidos presagiaban el triunfo de los principistas, los colorados "candomberos", los hombres de "trabuco y puñal" a que se refiere Eduardo Acevedo, apostados en la Plaza Constitución frente a una confitería que se encontraba en el lugar que hoy ocupa el Club Uruguay, atacaron por sorpresa a los principistas que esperaban el resultado en torno al ombú ubicado en la esquina de Rincón e Ituzaingó y diseminados en el resto de la plaza. Los agresores eran apoyados por nuevos contingentes que llegaban desde cantones organizados en edificios cercanos. En esa matanza cayó Lavandeira junto con otros. Tenía 27 años.

Para Vásquez Acevedo la muerte de Lavandeira fue "uno de los crímenes más odiosos que registran nuestros anales políticos", porque había sido "premeditadamente elegido para el sacrificio por la más baja y cruel de las injusticias". La intención del asesino era buscar "una víctima que afectara cruelmente en aquel momento a los amantes de la libertad política, y de las instituciones; y la horda que...

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