El fraude del relativismo

Esto es que no hay tal cosa como la verdad. Todo dependería de interpretaciones subjetivas. Todo dependería del "color del cristal" de cada uno. Pero un mismo juicio no puede ser conforme y contrario al objeto juzgado en las mismas circunstancias.> > Karl Popper subraya la importancia del descubrimiento de la verdad como objeto central de nuestros estudios y desvelos: "la principal tarea filosófica y científica debe ser la búsqueda de la verdad". Este es el sentido mismo de la investigación y las universidades. Claro que el procedimiento para incorporar fragmentos de conocimiento esta plagado de acechanzas y desventuras. Se trata de un arduo recorrido. El debate abierto de ideas se torna indispensable, en la esperanza de disminuir en algo nuestra colosal ignorancia.> > Cuando hacemos referencia a la objetividad de la verdad queremos significar que las cosas, hechos, atributos y procesos existen o tienen lugar independientemente de lo que opinemos sobre aquellas ocurrencias o fenómenos que son ontológicamente autónomos. Constituye un grosero non sequitur el sostener que de las diversas valorizaciones de las personas, se sigue la inexistencia del mundo objetivo. Hay aquí un salto lógico inaceptable. Se trata de dos planos completamente distintos. La subjetividad de las preferencias, creencias y opiniones son independientes de la objetividad de lo que son las cosas.> > El segundo capítulo se refiere al relativismo cultural. En este sentido Eliseo Vivas muestra la "falaz inferencia que parte del hecho del pluralismo cultural y llega a la doctrina axiológica de que no podemos discriminar en lo que respecta al mérito de cada una". Una cosa es la descripción de costumbres que no son mejores ni peores, simplemente revelan gustos e inclinaciones y otra bien distinta son referencias que tienen relación con proposiciones verdaderas o falsas, lo cual puede ser juzgado con una escala universal. Las relaciones interculturales resultan fértiles, tal como lo demuestra Stefan Zweig en la época de oro de la Viena cosmopolita antes de la truculenta diáspora que produjeron los sicarios nazis. De todos modos, debe tenerse en cuenta la complejidad presente en afirmaciones que tienden a generalizar respecto de la cultura de tal o cual país. Siempre recuerdo la formidable respuesta de Chesterton cuando le preguntaron que opinaba de los franceses: "no sé, porque no los conozco a todos".> > En tercer lugar, el relativismo ético que abraza el posmodernismo apunta a...

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