Sueños de gloria

LUIS CABRERAFue sucio, es cierto. Arrojándose al piso, a un metro del arco, buscando conectar una pelota que se iba fuera. Federico Rodríguez admite que sus goles tienden a ser así. "No soy de hacer muchos goles lindos, soy más de estar en el área y empujarla", relata el joven papal con frescura.Sin embargo, en aquella tarde de domingo, esa corrida para encontrarse con la pelota en el área darsenera y ese empujón, adelantándose hasta su compañero Santiago López, valió su peso en oro."Fue el gol más lindo de todos, no por la calidad porque la empujé nada más, sino por la emoción, porque, por unos minutos, nos hizo campeones", recordó Rodríguez. "Eso no me lo quita nadie".Aquél empujón con sueños de título no llegó a convertirse en realidad, la victoria de Defensor Sporting en Tacuarembó se encargó de eso, pero ese optimismo ha sido una de las claves del fantástico año que vivió Rodríguez.Su año revelación no se limitó a sus nueve goles en uno de los contendientes al título del Torneo Apertura, sino que empezó de más abajo, colaborando en el proceso que devolvió a Bella Vista a Primera."El ascenso fue hermoso porque fue impensado, apenas bajamos ya subimos, y si bien se trabaja para eso, no resulta fácil", explicó el joven de 19 años. "Fue algo muy lindo y más todavía con el campeonato", señaló apuntando al Clausura ganado por los papales en mayo.Para Rodríguez la adaptación al primer plantel auriblanco resultó sencilla, luego de haber formado parte de las inferiores de la institución desde la Sexta división."Subimos una camada de jugadores por lo que ya conocía a todos, a los técnicos, a los cancheros, conocía bien el ambiente y se me hizo mucho más fácil entrar al grupo, que era uno muy bueno", dijo el delantero.En su formación, que también incluyó unos años en River Plate, Federico tuvo como guía a su padre, el ex jugador palermitano Daniel "Coco" Rodríguez, quien le brindó apoyo, consejos e incluso más: "cuando tuvo que putearme, me puteó".A modo de ejemplo, Rodríguez regala una anécdota: "Me acuerdo una vez, en inferiores, que practicábamos y no eran adecuadas las condiciones, en especial en lo físico, algo que yo necesito para estar bien y después de perder 4-1 un partido con Liverpool, donde yo jugué mal, corrí poco, estaba muerto, mi padre me puteó parejo...

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