Gonzalo Aguirre, un gran señor

Imposible era en esos primeros años juveniles siquiera imaginar por qué caminos extraños nos iba a llevar la vida, cuántos impensables obstáculos tendríamos que salvar, a qué nivel podríamos llevar nuestros sueños blancos y nacionalistas. Sí me consta que el mejor fruto de esa naciente amistad iba a sellar para siempre la herida que durante años había sangrado en el costado del Partido Nacional. La fórmula Lacalle Herrera- Aguirre Ramírez se encargó de ello.Su escueto físico albergaba dimensiones intelectuales gigantescas, incansable capacidad de trabajo, memoria enciclopédica, gracia cautivante, solidez en los principios, rectitud en la conducta.> > De altísimo nivel en su preferida rama del derecho, la del constitucional, en la que continuó el señero caminado de su ilustre abuelo, nunca por ello se encerró en la prosopopéyica actitud de alguno de sus cultores que confunden un semblante severo y un acartonamiento de actitud, con la profundidad de conocimientos. Gonzalo era capaz de transitar por los vericuetos legales con la soltura del que los domina, pero con la llaneza de estilo que marca a los verdaderamente grandes.> > No hay grandeza sin generosidad, hija de la seguridad en sí mismo y de la solidez de la formación. Prestó, regaló su tiempo a quien se lo pidiera. Antes que nada a su Partido Nacional, nuestro partido, que nunca tuvo que mandarlo buscar para verlo en primera fila. Por nuestra divisa y por nuestra patria practicó esa extraña forma de valentía que se ha definido como "el coraje sin cólera", es decir la capacidad de la más alta fiereza en el combate de ideas sin necesidad de alharacas, ni macacadas. Así lo encontró la dictadura cuando defendiendo a un ausente que era Wilson Ferreira, gesto señorial si los hay consistente en defender a quien no puede hacerlo en persona, tuvo que soportar la cárcel y la suspensión de su título profesional, esta última pena hija de alguna envidia que aprovechó la bolada...> > Junto a los grandes amores cívicos su condición de nacionalófilo y fanático de Trouville le acercaron a la práctica...

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