El gran narrador

Ahora que el storytelling ganó fama de herramienta casi indispensable en el marketing, nada mejor que saber cómo piensa y qué inspira a Oliver Stone, el director de cine cuya elocuencia es indiscutible

Director de películas inolvidables como Pelotón, JFK, Nacido el 4 de julio, Wall Street, y Nixon, Oliver Stone tiene en su haber un formidable catálogo de más de 20 producciones cinematográficas que constituyen auténticas obras de arte del cine moderno, algunas controvertidas y la mayoría aclamadas por la crítica. Es un cineasta o «dramaturgo», como él se define que no ha temido abordar una amplia variedad de temas complejos y polémicos.

Al conocerlo en persona se percibe la intensidad inquietante y la inteligencia natural de un individuo profundamente serio y apasionado. Un hombre cuyo respeto hay que ganarse y a quien no le interesan las conversaciones frívolas.

En Stone, nada es liviano. Ni su contextura física (mide más de 1,80 metros), ni los temas que desatan su imaginación e inspiran su arte: la guerra, los medios, la política, la economía. Y son los que sirvieron de telón de fondo a la entrevista de una hora para desentrañar qué lo ha convertido en un narrador tan convincente y poderoso.

Para entender la obra de Stone hay que conocer sus antecedentes. Sus años de formación, en las décadas de 1950 y 1960, tuvieron un enorme impacto en su trabajo posterior como escritor y director. Nació en una familia acomodada de la ciudad de Nueva York, poco después de la Segunda Guerra Mundial. Su padre era un agente de Bolsa, ferviente conservador que respaldaba al presidente Dwight Eisenhower. Sin embargo, la vida de Stone tomaría un rumbo diferente. Aunque logró ingresar a Yale, abandonó los estudios en 1965. Cuando le pregunté por qué, mencionó una "cierta actitud pretenciosa y soberbia" de sus compañeros de clase que lo hacía sentir incómodo. Y recordó, explícitamente, a uno de ellos: George W. Bush, quien luego sería presidente de EE.UU.

Decidido a salir y ver el mundo, viajó a Vietnam y trabajó como maestro durante dos semestres. Luego se enroló en la marina mercante y viajó por Asia antes de emprender el regreso a su país, donde hizo un nuevo intento en Yale. Sin embargo, lo obsesionaba la idea de convertirse en un gran novelista como Norman Mailer, precisó y abandonó por segunda vez la universidad para terminar el libro que estaba escribiendo. Cuando los editores lo rechazaron, Stone se sintió devastado.

Perdido y sin rumbo, optó por...

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