La guerra paulista

FRANCHO BARÓN (*)Cae la noche en el suburbio Jardim Saõ Luís, en la periferia sur de San Pablo. Desde octubre, una suerte de toque de queda hace que las calles de este lugar se queden prácticamente desiertas a partir de las diez de la noche. La sombra fantasmagórica de un perro que camina rápidamente por una de las vías de acceso a la comunidad transmite cierto desasosiego. Algunos vecinos comentan que la orden de permanecer en casa proviene de la organización criminal Primer Comando de la Ciudad (PCC), hegemónica en la capital paulista. Otros aseguran que los grupos parapoliciales que llevan meses en pie de guerra son los responsables de este oficioso estado de excepción. En cualquier caso, esta psicosis colectiva es la consecuencia directa de la oleada de asesinatos que ha sacudido sin misericordia al Gran San Pablo durante los últimos meses."No hace mucho estaba en esta esquina comiendo unas empanadas y de repente vi un tumulto. Cuando me acerqué, acababan de encontrar en este contenedor dos cabezas humanas", narra Ricardo, un joven vecino de Jardim Sao Luís. Cada pocos metros, el muchacho se detiene para señalar una esquina, una pared, una escalera o una puerta. "Aquí mataron a uno de mis mejores amigos. Le dieron dos tiros en la cara y aún no sabemos por qué". Las muescas de los proyectiles en las fachadas son las pruebas irrefutables de esta violencia sin fin. Al igual que venía sucediendo en muchas favelas cariocas, aquí, en la periferia paulista, también se respira la ausencia del poder público: no hay policía en las calles y las montañas de basura se acumulan en las esquinas. Las ratas campan a sus anchas.La prensa local señala a este complejo de barrios integrado por Sao Luís, Capao Grande, Campo Lindo o Jardim ngela como la zona más peligrosa de la ciudad. Aquí los asesinatos colectivos suelen reproducir el mismo guión: hombres encapuchados disparan a quemarropa con armas cortas, y entre las víctimas suelen identificarse a miembros del PCC o a policías militares fuera de servicio. Las investigaciones llevaron a la conclusión (nunca de manera oficial) de que se trata de una guerra entre criminales y grupos parapoliciales cuyo origen estaría en una operación lanzada el 29 de mayo de 2012 por el Batallón de Choque ROTA (Rondas Ostensivas Tobias de Aguiar), que se cobró la vida de seis miembros de la red criminal en circunstancias poco claras. Desde la cárcel, mandos del PCC habrían dado la orden de responder a la muerte de sus correligionarios con...

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