Hablemos de la regla fiscal: el próximo gobierno deberá introducir mejoras

Tal como señalara en mi columna anterior, la actual regla fiscal es considerablemente mejor que la que rigió durante los gobiernos del Frente Amplio, la que apenas consistía en un tope legal para la deuda que fue subido reiteradamente, en un contexto de mayoría parlamentaria del gobierno.Pero también vimos que la actual regla fiscal no ha impedido que el déficit del sector público haya estado el año pasado en 3,7% del PIB, que es una cifra considerablemente mayor a la que permitiría mantener estabilizada a la deuda pública en términos del PIB.Por tanto, se impone volver a ajustar a la regla fiscal de modo de incorporar las lecciones que está dejando su aplicación en este período. En esta columna voy a hacer cuatro propuestas en ese sentido, sin pretender agotar la lista de mejoras a introducirle.Primero, ampliar al máximo posible el llamado "perímetro" de la regla fiscal, que hoy sólo incluye al Gobierno Central más el BPS y deja por fuera al resto del sector público. Al haber un corral acotado, siempre existirá la posibilidad (y la tentación) de sacar cosas por encima del alambrado.Por ejemplo, es notorio que hay un divorcio entre las moderadas cifras de inversiones y las considerables obras que se observan. Esa contradicción es posible porque se realizan inversiones por la CNV, por fuera del perímetro de la regla fiscal. ¿Se estaría cumpliendo la regla fiscal (pilar uno) en caso de registrarse toda la inversión dentro del Gobierno Central?Segundo, mientras que la meta referida al déficit fiscal se define en términos "estructurales", lo que implica ajustar los números por el ciclo económico y por factores extraordinarios (como el "gasto COVID"), la meta referida al tope del gasto público se considera en términos contables. Para ser coherentes, a efectos de evaluar esta meta deberían excluirse del gasto aquellos factores extraordinarios considerados para evaluar el resultado fiscal.De este modo, si se observa lo ocurrido en 2022 y 2023, se da una enorme contradicción. Los números considerados para evaluar el cumplimiento de la meta dieron variaciones, respectivamente, de -0,5% y -0,4%, ambas por debajo del 2,1% de tope. Sin embargo, al excluir el gasto COVID, aquellas variaciones fueron de 3,6% y 1,5%, por lo que esa meta se habría incumplido, al menos, en 2022.Y digo "al menos", porque llama la atención la inusual capacidad de ejecución mostrada en el último mes de 2022. En todo caso, en el conjunto del bienio el gasto sin COVID subió 5,2%...

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