Herencias: una sorpresa agridulce

Por lo menos el 40% de la riqueza de nuestro país es heredada, incluso algunos especialistas creen que ese porcentaje podría ser mayor. El mismo recelo que tienen los beneficiarios de un testamento para revelar su suerte entre allegados, surge cuando se buscan datos que confirmen cuánto pesan estas transmisiones de generación en generación.

El economista e investigador del Instituto de Economía Mauricio De Rosa, explica que la información más certera surge de la primera y única Encuesta Financiera de los Hogares Uruguayos que hizo el Banco Central junto al Instituto Nacional de Estadística y la Facultad de Ciencias Sociales en 2012. "Se les preguntó a las personas si la casa en la que vivían había sido heredada y el 40% respondió que sí", dice. Pero, ¿y el resto que heredó inmuebles en los que no habita, vehículos, joyas, obras de arte, bonos, acciones en una empresa o cuentas bancarias? De ellos no se sabe ni cuántos son ni cuánto representa su patrimonio.

En el último año, Rodrigo Arim, decano de la Facultad de Ciencias Económicas, y Andrea Vigorito, investigadora en temas de desigualdad y pobreza, plantearon en distintas publicaciones de La diaria que hay una nueva agenda que, preocupada por la desigualdad de la distribución de la riqueza, identifica al impuesto a las herencias como un "instrumento ventajoso" para neutralizarla.

Según su punto de vista, las herencias son las grandes responsables de que el 10% de los uruguayos concentren el 60% de la riqueza del país. Aunque desde el 2008 la distribución del ingreso se logró mejorar, disminuir la desigualdad todavía es una deuda pendiente: "La riqueza inmobiliaria y financiera se concentró todavía más que antes", dice Héctor Tajam, economista y político del Movimiento de Participación Popular (MPP).

Cuatro décadas después de derogada la ley que históricamente les fijó un impuesto a las herencias de 1870 a 1974 economistas, investigadores y políticos oficialistas defienden el diseño de un impuesto que permita recaudar con el fin de redistribuir mejor. De Rosa explica que este mecanismo existe en países desarrollados como Italia, España, Francia, Inglaterra, Estados Unidos, Japón y Corea del Sur. En la región, el único con este impuesto es Ecuador desde 2015.

La semana pasada el MPP propuso incluir esta iniciativa en el programa del Frente Amplio para las próximas elecciones. Describió que el impuesto a las herencias resulta de carácter "obligatorio". Ahora sí el tema está sobre la mesa, y el MPP armaría una comisión que trabaje en su diseño.

Desde 1990 las herencias pagan únicamente el impuesto a las Transmisiones Patrimoniales cuando se trata de bienes inmuebles. O sea, se grava la transmisión y no el aumento patrimonial. Por este concepto, los herederos en línea descendente (hijos) o ascendente (padres, cónyuge) pagan una tasa del 3%, mientras que los herederos restantes (concubino, hermano, sobrino, primo) del 4%. Esta tasa es plana, es decir: no importa si la casa heredada tiene un valor minúsculo o millonario, el porcentaje se mantiene idéntico.

La recaudación de este impuesto es de unos 60 millones de dólares, el 0,11% del PBI. "Es poco si se lo compara con todos los ingresos del Estado, pero mucho si se ve como un monto para ser focalizado en una política social", opina Tajam. Según sus cálculos, si el diseño del impuesto ampliara esta tasa para los inmuebles, las ganancias se triplicarían.

Mientras se teje el futuro de este intrincado legado, ¿quiénes heredan y cómo?

Entre notarios y abogados se usa el verbo testar, que es la acción de hacer un testamento. En nuestro país los que testan son pocos, apenas el 20% de los fallecidos deja por escrito su última voluntad. Unos 3.000 testamentos se inscriben por año en el registro que lleva la Suprema Corte. Si el difunto dejó bienes pero no...

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