Las ideas y la acción

Alfredo AlzugaratDECÍA O. HENRY, refiriéndose al amor, la pobreza y la guerra en sus más variadas acepciones, que "el sabio poder ejecutivo que gobierna la vida humana ha pensado que es mejor instruir al hombre en esas tres condiciones y nadie puede escapar a ellas". Christopher Hitchens halla útil esta afirmación para distribuir en su libro más de cuarenta artículos periodísticos realizados entre 1995 y 2003, sin duda lo mejor de su repertorio en The Atlantic, destino de sus notas literarias, en el semanario The Nation, al que abandonará por discrepancias en 2003, en Vanity Fair y en otras publicaciones.Más allá de lo subjetivo que pueda parecer el orden que atribuye a sus escritos, y de lo difícil o imposible que resulte aceptar muchos de sus pensamientos, este periodista británico residente en Estados Unidos se muestra como un inconformista nato, controvertido y contundente, comprometido con el presente, soberbio con sus enemigos, siempre a la busca de motivos para polemizar manejando tanto el látigo como el corazón. "La civilización, el pluralismo y el laicismo necesitan luchadores implacables que no pidan disculpas", asegura en la introducción, en oblicua referencia a sí mismo.AMOR Y DESAMOR. El proceder de Hitchens con la literatura no dista mucho de su observación de la vida real y su análisis oscila entre una pesquisa a la moral del autor y una búsqueda afanosa de la coherencia de la obra. No parte del texto sino que lo apostilla con datos biográficos. Le apasiona desentrañar el conflicto personal que subyace tras la escritura. Sus conocimientos de las letras anglosajonas le permiten señalar a Rudyard Kipling como el emblema de lo contradictorio, dominado por una relación amor-odio hacia la democracia y el hombre común, hacia el Imperio, el nacionalismo y la clase obrera. Los escenarios de Graham Greene, perenne combinación entre lo exótico y sentimental y lo sórdido y banal, están íntimamente ligados a sus pulsiones entre el catolicismo y el comunismo. El compromiso romántico de Lord Byron, un Che Guevara del siglo XIX, un rebelde local que deriva en internacionalista, es también el producto de su experiencia con la promiscuidad y la crueldad, la autoridad y la superstición. La pregunta que se repite Hitchens es el porqué de la permanencia de las obras y autores que cita. La respuesta parece hallarse en el resultado positivo que surge de las luchas interiores y de la ambigüedad de textos que auguran extremas interpretaciones. Al leer Un mundo...

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