Impo-sible no lagrimear de emoción

La venta de vuvuzelas con los colores de la bandera de Artigas en plena explanada de la Intendencia era un buen síntoma porque recordaba ese sonido que mandó en Sudáfrica 2010.

“Reíte, ¿o sos argentino”, pregunta un vendedor ambulante a tres hinchas que intenta sacarse una selfie a media hora del arranque del partido.

Todos saben que para ser campeón hay que ganar y lo cantan con bidón de vino en mano. Una chica grita desaforada “vamo’ arriba Muslera” y parece que se quedará disfónica, pero su voz permanece intacta y sigue pegando alaridos.

Las cinco bombas consecutivas son la antesala al himno de Uruguay y el anticipo de un festejo que se hará desear. “El que no salta es portugués”, cantan mientras los capitanes Ronaldo y Godín tiran la moneda. El bombo se hace sentir como si fuera la tribuna del estadio. Y el agite no cesa.

“Tres goles”, pronostica un hombre mientras toma un sorbo de cerveza. Siete minutos después, Cavani la manda a guardar y el Impo entero entona con tremenda fuerza el “volveremos, volveremos”.

“Péguenle”, gritan cuando la agarra Ronaldo. “Cuerpo a cuerpo, presiónenlo”, “sacala”, ruegan cuando el rival se arrima. Esa mezcla de euforia y desesperación estará latente todo el partido, y le dará más sentido al festejo.

Unos hinchas venezolanos prometen fondo blanco de vino si gana Uruguay. “Ese gol viene del cielo, es celestial”, dice uno de ellos emocionado como si jugara su Selección.

Cada pelota en las manos de Muslera se...

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