La importancia de la fiebre en el diagnóstico

EDUARDO CASANOVAMédico de UCMJunto con los fríos del invierno aparece también una mayor incidencia de diferentes enfermedades respiratorias infecciosas, fundamentalmente virales, con riesgo de complicaciones sobre todo en personas inmunodeprimidas. La fiebre, que suele ser una constante en estas patologías, no es en sí misma una enfermedad sino una respuesta defensiva del organismo a la infección. Cuenta además con valor para orientar el diagnóstico y el tratamiento de la enfermedad de fondo.A menudo se dice que se padece fiebre cuando estamos decaídos o al percibir que tenemos la frente caliente, pero no siempre se hace el control de la temperatura que resulta imprescindible para documentar la situación clínica. El termómetro debe usarse no sólo para objetivar la presencia de fiebre, sino también para precisar su magnitud y es necesario repetir los controles para conocer la evolución horaria y diaria, pues ello permite orientar el diagnóstico, por ejemplo, para plantear una infección viral o bacteriana, u otro tipo de afección.La temperatura debe registrarse correctamente a nivel axilar, bucal o rectal. La temperatura axilar normal es de 36.5 a 37ºC, la bucal y la rectal, más precisas, son respectivamente 3 y 5 décimas mayores. El registro axilar debe efectuarse durante cuatro minutos, en una axila seca, sin sudor. La temperatura bucal y rectal se registra dejando el termómetro respectivamente, durante tres y un minuto.La temperatura puede elevarse en otras situaciones no infecciosas, como en los llamados "golpes de calor", en la evolución de tumores, en algunas intoxicaciones (anfetaminas), y en abstinencia de drogas psicotrópicas. Estos ascensos térmicos, o...

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