El inconveniente de tener casa y auto

Tres anhelos materiales nutren la naturaleza de los uruguayos, casi sin excepciones: en orden cronológico aspiran primero a tener su techo propio, luego un automóvil y en tercer término una casita en la playa, no importa en cuál de los muchos balnearios de nuestra costa. Es una ambición natural, con una escala propia de un ser humano racional, centrado y sin gustos por la extravagancia, como en el mundo se nos identifica a los uruguayos.Ahora bien, cuando con el esfuerzo de su trabajo, su paciencia y su ahorro, el uruguayo llega a esa meta para disfrutar de los frutos obtenidos por su constancia, empieza a ver una realidad que lo mortifica, porque la satisfacción por los bienes adquiridos tropieza con resoluciones u omisiones que le muestran que el Estado representado por el gobierno nacional -y algunas intendencias municipales- en lugar de ampararlo en sus derechos le pone piedras en el camino. A veces pequeñas e imperceptibles, otras demasiado grandes.Lo de la casa propia es un tema trillado: ya se sabe que los planes para construir viviendas quedaron lejos de las promesas realizadas por el FA en tiempo electoral y que aquel que se metió en cuotas del BHU ingresó en una espiral en la que termina pagando a costo de mansión un apartamento de dos dormitorios. Un dato esclarecedor: durante el gobierno del FA el stock de viviendas subió apenas un 9% anual, 7 puntos por debajo del promedio de los años 90.Pasemos al automóvil, otro anhelo natural acicateado por el ineficiente sistema de transporte urbano de Montevideo, con horarios y frecuencias que varían sin previo aviso, unidades cargadas en exceso, paros sorpresivos y sin ninguna certeza de que uno no vaya a ser víctima de un asalto tipo diligencia del western. Eso justamente ocurrió el lunes en el bus de la línea 112 a Punta Gorda, al que una gavilla copó, se llevó el dinero de la recaudación y de varios pasajeros y dejó estampada algunas balas en el piso.Pero aquel que intentando escapar de la incomodidad del transporte público optó por adquirir un automóvil, se enteró que su precio es el doble del de otros países, que debe abonar la patente y el seguro más caros del continente y deberá conducir con sumo cuidado porque los baches callejeros lo obligarán a...

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