Viajó a la India a meditar y desapareció en el Ganges

Cuando el grupo en que viajaba Héctor Alejandro Rolotti visitaba el río Ganges divisaron que una de las integrantes pedía ayuda al ser arrastrada por una fuerte correntada.ynbsp;"Seis hombres del grupo se arrojaron al río y luego de pelear contra el caudal y los remolinos típicos de una zona de rafting, cinco de ellos lograron salir con mucho esfuerzo. Pero Héctor fue llevado por la corriente y hasta el momento sigue desaparecido", relata el comunicado de la cadena Novecento.La firma precisó que, con el apoyo de autoridades, lugareños, miembros de una ONG y de la embajada argentina en la India, se desplegó una incesante búsqueda tanto en las orillas como en el curso superior del Ganges."Su espíritu emprendedor, su fuerza interior y la preparación física de Héctor son los pilares que mantienen la esperanza de familiares, amigos y empleados en estos difíciles momentos", concluyó el comunicado.La embajada argentina informó que está abocada a la búsqueda de Rolotti.Las redes sociales, desde Córdoba hasta Nueva York, se inundaron con manifestaciones de esperanza por el paradero incierto del empresario, que encarna como pocos el paradigma del self made man y del "sueño americano".Educado como pupilo en el colegio San Pablo, de La Cumbre, Córdoba, hábil para todos los deportes, durante su adolescencia se destacó en rugby, en el club La Tablada, y estudió fugazmente periodismo. Con solo 21 años y un título de licenciado en Marketing y Comercio Exterior, Rolotti se instaló en Manhattan. Trabajó en una agencia de turismo mayorista hasta que afloró su veta de emprendedor y abrió en Brooklyn una modesta heladería y cafetería. El recinto fue incorporando platos caseros con sabores argentinos. Y su visión, en 1991, lo empujó a mudar su emprendimiento gastronómico al corazón del Soho, en una atmósfera cuidada, pero con impronta relajada, casi de bodegón.Seguro con su éxito, "el Gato", como lo llaman sus amigos, exportó junto a su hermano Pablo el formato a Buenos Aires y, en 1996, asociado con Willy Jacobs, desembarcó en una esquina de Las Cañitas, cuando el barrio era apenas una promesa. Como un enroque de conceptos, Rolotti le impregnó no solo un énfasis gourmet a la carta de su restó en Báez y Arguibel, sino también una atmósfera neoyorquina, como antesala de la expansión sibarita que sobrevendría después. El modelo fue también replicado en La Barra de Maldonado, próximo a Punta del Este. Fue allí también donde conoció...

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