Inseguridad: el gobierno no es firme y la Justicia dispar

DANIEL HERRERA LUSSICHDos mujeres que se dedican al reparto de alimentos en una camioneta fueron baleadas por dos sujetos que conducían una motocicleta, en Carrasco Norte. Seis individuos, la mayoría menores de edad, coparon una boutique de Pocitos a punta de pistola. Tres adolescentes que iban en bicicleta fueron interceptados por otros de la misma edad para lograr un magro botín, en Carrasco. Una mujer apareció muerta en el Cerro, y su marido -con varias denuncias de malos tratos- es el principal sospechoso. En Casavalle, el conductor de un ómnibus de la línea 155 fue asaltado por tres personas que se llevaron la recaudación. Un hombre fue abordado por un desconocido a la salida de un banco en Pocitos y en pocos segundos de forcejeo le robaron el dinero que recién había retirado. Dos encapuchados ingresaron violentamente en una estación de servicio en Punta Ballena, en Maldonado, llevándose más de treinta mil pesos. En Canelones, en El Pinar, otro individuo también intentó robar una estación de servicio. Estos son algunos hechos sucedidos, en apenas 24 horas, el mismo día en que Peñarol se enfrentaba con Santos en el Centenario.La inseguridad pública es definitivamente el punto más débil del gobierno de José Mujica. No se observa solo en Carrasco, Malvín o Pocitos, sino también se vive con la misma intranquilidad en el Cerro, La Teja, Colón o los barrios carenciados.Nadie se salva de vivir la angustia que provoca la creciente ola delictiva. Hechos que cuando ocurrían tiempo atrás daban origen a su relato en los medios y una línea final, que solo decía: "Se dio parte al juez". Pocas personas, o un mínimo, conocían los nombres de los magistrados. Hoy algunos aparecen con detonantes declaraciones en las primeras planas de los medios, como si fueran estrellas del deporte, emitiendo decisiones dispares ante casos parecidos de delitos.Sin embargo, en el capítulo inseguridad, el mayor fracaso se le puede imputar al gobierno, el cual hasta ahora no ha resuelto encarar con firmeza el grave problema, lo que aumenta el temor de la sociedad. Hay certezas sobre la falta de una actitud decidida. El primer problema nace del conglomerado frenteamplista que impide una política frontal. Todavía se observan grupos fuertes cercanos al gobierno que conservan tradiciones caducas y cargan las culpas de la delincuencia exclusivamente a causas sociales. Todo se le adjudica a la desigualdad de la distribución de la riqueza. ¿Y la mujer asesinada en el Cerro también se debe a eso...

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