En la intimidad del campeón

El día después de la consagración, el club Malvín seguía con la resaca de una noche inolvidable: la de la tercera estrella de su historia, y en cada rincón de la institución cada uno contaba entusiasmado su versión de la gran gesta en el Palacio Peñarol.En una sala de estar de la entidad, un grupo de viejos amigos miraba los noticieros de la televisión y en silencio repasaba los detalles de la victoria sobre Defensor Sporting. Las imágenes de los últimos segundos y los festejos quedarán guardados por siempre en la memoria."Tuvimos que esperar mucho para vivir este presente, no siempre fue así", dijo Jorge, un socio y ex jugador del club. "Ustedes tenían la culpa", le retrucó "Beto" a las risas y explicó: "En otras épocas, cuando el básquetbol no era tan profesional, Malvín arrancaba muy bien la temporada, pero llegaba el verano y éstos (refiriéndose a Jorge y sus compañeros) se iban a jugar al voleibol en la playa y pasaban todo el día. Claro, cuando retomaba el campeonato no podíamos ni movernos", remató causando la risa del resto del grupo, feliz por el campeonato. La sala se llenó de anécdotasacerca de un club muy distinto al actual, pero que pudo mantener su esencia: ser el club del barrio.Los más pequeños de la institución también llegaron a sus práctica al día siguiente y según contaron a Ovación festejaron hasta entrada la madrugada. Es que la ocasión lo ameritaba y padres e hijos disfrutaron de la llegada del plantel al club, los cánticos y los fuegos artificiales. "Están muy entusiasmados, quieren ser campeones", aseguró Agustín, un profesor de gimnasia que estaba dando indicaciones a las futuras promesas. "Después de cada campeonato pasa, vienen nuevos chicos y todos con una gran ilusión, es un gran círculo virtuoso", afirmó.El título es redituables hasta en lo económico, ya que el día después del título aumentan las ventas de camisetas, según confirmó Cristina, la encargada del local. "La gente quiere tener la camiseta con la nueva estrella conseguida. La del "Enano" Martínez, es la preferida", aseguró. Pero, ¿qué fue lo que sucedió para que el club de barrio, aquel que tenía una cantina, un par de parroquianos y una cancha al aire libre, se transformara en uno de los clubes ejemplares del país, con miles de socios, instalaciones de primer nivel, éxito económico y deportivo? En busca de esas respuestas, y luego de recorrer un camino laberíntico, Ovación llegó a una sala alejada del bullicio propio de un club. Eran más de las 20:00 horas y allí...

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