Invasor: el orgullo de haber sido y el dolor de ya no ser

Hay una pregunta que cada tanto se escucha: "¿Qué es de la vida de Invasor?". Quienes la formulan son, muchas veces, personas que no forman parte de la actividad y que tienen como única conexión con las carreras de caballos el recuerdo de aquel hijo de Candy Stripes que a base de triunfos hizo historia tanto a nivel local como internacional.Por supuesto que ese mismo interrogante plantean a veces también los fieles seguidores de la actividad. Ellos, a diferencia de los anteriores, tienen claro que el último ganador de la Triple Corona uruguaya ya no compite más y que desde hace algunos años forma parte del plantel de padrillos del Shadwell Farm, establecimiento al que defendió con extraordinario suceso luego de marcharse de Uruguay.Pero aquel crack de las pistas que supo acaparar los titulares de los diarios o los "web site" hípicos más importantes del mundo, es en la actualidad un padrillo devaluado y, prácticamente, descartado por los criadores norteamericanos. Y hay cifras que lo confirman: en el inicio de su etapa como reproductor, allá por 2008, el costo de su servicio estaba fijado en US$ 35.000, en cambio ahora el valor de su "fee" es de apenas US$ 4.000.También el número de yeguas que se le presentan ha ido bajando abruptamente con el transcurso de los años. Tras cubrir 78 en su primera temporada de servicios, pasó a saltar apenas 14 durante el primer semestre del presente año. Peor, incluso, fue la cantidad que tuvo en 2012: tan sólo nueve."Hasta ahora no ha sido capaz de repetirse en sus hijos y tal ver por eso los criadores fueron perdiendo interés en él", opinó Kent Barnes, en entrevista realizada por la periodista Fernanda Perrone para el circuito cerrado de televisión de Maroñas.De todas formas, el manager del plantel de sementales de Shadwell, no descarta el surgimiento de alguna cría que deje bien en alto los...