'Soy de izquierda, pero no austero; me gusta tomar un buen vino y consumir'

A los 15 años tuvo su primera experiencia laboral, de mozo en el restaurante que abrió su hermano, en Punta del Este. "Me acuerdo que se me acalambraban las piernas", recuerda hoy, con 55 años, el empresario gastronómico, sentado en uno de los sillones del exclusivo parador La Huella, de José Ignacio, que dirige junto a sus socios Guzmán Artagaveytia y Gustavo Barbero desde el 2002.La ubicación, simpleza y el espíritu del lugar son las claves que, según Pittaluga, lo llevaron a estar entre los mejores de Latinoamérica. Se define como un hombre de izquierda. "Puede que La Huella sea visto como exclusivo, pero eso no es incompatible con mi filosofía".Nació en Madrid, en 1958. Su padre era diplomático, su madre militante feminista. Por la actividad de su padre, vivió en distintos países: Canadá, Suiza, Bélgica y España. A los 15 años vino a Uruguay y ese mismo verano de 1974 se puso a trabajar, con su hermano, en el hotel San Marcos de Punta del Este.-¿Qué hacía en el hotel?-Trabajaba de mozo. Mi hermano mayor, Fruc, había trabajado durante un tiempo en un restaurante griego, en Bruselas, y vino a Uruguay con la idea de hacer algo de ese estilo. Él hizo un arreglo con el dueño del hotel: nosotros nos encargábamos de dar los desayunos a los huéspedes, y a cambio él nos prestaba el lugar para trabajar el restaurante de noche. La realidad es que ninguno de nosotros sabía nada. El bar se llamaba Zorba el Griego. Lo único que tenía de griego era la cantidad de platos que rompíamos.-El resultado fue malo...-Fue bastante caótico sí, pero lo hicimos con mucho humor. Para mí fue una experiencia buena y, al mismo tiempo, dura. Me acuerdo que se me acalambraban las piernas. Nunca había trabajado y nunca lo había hecho de mozo, pero tenía 15 años y me divertía. Además, tampoco estaba ajeno a la realidad de mi familia y sabía que la situación en mi casa no era la mejor. Mi padre había sido puesto a disponibilidad en la época de la dictadura, como muchos otros empleados públicos, por su filosofía de izquierda y del Frente Amplio. Pasó de ser diplomático a trabajar en la Biblioteca Nacional, como castigo, y eso cambió mucho los ingresos de la familia.-¿De ahí le surgió el gusto por la cocina y la gastronomía?-Creo que fue algo casual y que todo fue confluyendo para terminar en esto. El primer recuerdo que tengo de niño es colgado del delantal de Gregoria, la cocinera de nuestra casa, en Madrid. Por las mañanas ya me daba sopa de ajo y todavía puedo sentir los olores de...

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