De Kasabian a Ryn Weaver

Todo en el nuevo disco de Kasabian, el quinto en la carrera de la banda británica, es inmediato y contundente ya desde la presentación del álbum en un minimalista fucsia intenso acompañado por la duración de los trece tracks del disco que dan como resultado el nombre de la obra: el simple 48:13. En la contratapa, los nombres de los temas. El álbum se divide en tres actos (shiva), (mortis) y (levitation) que de alguna forma marcan, como interludios, el tono de cada parte. Y si decíamos que lo que prima es la contundencia, bumblebeee se encarga de dejarlo claro desde el arranque con una explosión confeccionada a medida para estadios o parlantes resistentes al estilo Song 2 de Blur; batería de quilates, estribillos con gritos de rap rock de los mejores Beastie Boys y calma en los versos. Para poner replay de entrada.ynbsp;El segundo acto es probablemente el más flojo, aunque, eso sí, 48:13 nunca pierde el hilo y suena como un conjunto con sus lógicos contrapesos. En explodes se anticipa lo que viene después de (levitation), es decir, lo mejor detrás de bumblebeee : la fuerza de clouds , la perfección de eez-eh , los notables climas de bow y la despedida con la balada s.p.s . Sergio Pizzorno sale muy bien parado como el ideólogo de este álbum, donde se encarga de las guitarras, el bajo (gran protagonista), las voces (también muy importantes para secundar a Tom Meighan), pianos y sintetizadores y programación de baterías. (Gonzalo Palermo)Con casi dos décadas encima, Spoon sigue sonando con frescura y entusiasmo. El nuevo disco de los tejanos indie es un potente repertorio de canciones de rock y funk, con detalles que le otorgan al sonido del disco un aire ligeramente onírico. Parte de eso probablemente sea aporte de la dupla de productores, uno de los cuales Dave Fridmann trabaja asiduamente con los rockeros espaciales de Flaming Lips. Con todo, son pinceladas. El fundamento sigue siendo la voz de Britt Daniel, a veces cruda, otras lo suficientemente...