Un legado valioso: la sostenibilidad fiscal

José Antonio LicandroEn mi columna anterior, insistí con la importancia de discutir a nivel político acerca de los cambios que nos permitan superar nuestra magra tasa de crecimiento potencial, hoy estimada en 2,1%. También señalé que uno de los pilares necesarios para lograr superarnos es lo que los economistas llamamos la Estabilidad Macroeconómica y que quiere decir, en buen castellano, tener las Cuentas Fiscales en orden y una inflación baja, estable y creíble.Hoy me propongo analizar qué se ha avanzado al respecto de la sostenibilidad fiscal.No es ocioso repetir la importancia de este aspecto, más en nuestra región donde gobernantes suelen desestimar y hasta despreciar los equilibrios fiscales. Malos ejemplos sobran. En los últimos tiempos, Bolivia ha experimentado un incremento del déficit fiscal financiado con emisión monetaria debido a una caída de la recaudación fiscal vinculada a menor producción y precios de sus exportaciones y al incremento del gasto con subsidios de diversa índole. A pesar de lo anterior, ha mantenido la inflación baja gracias a sostener un régimen de tipo de cambio fijo equivalente a unos 6,9 pesos bolivianos por dólar. Eso ha llevado sus reservas internacionales a niveles extremadamente bajos, al tiempo que se le ha cortado el crédito por falta de credibilidad y su prima de riesgo se ha triplicado en pocos meses, pasando de niveles de 600 pbs a principios de año, a valores cercanos a 1500 pbs recientemente. El final es previsible y nada venturoso.Mientras estoy escribiendo la nota, me encuentro con un tweet del otrora presidente Evo Morales que expresa ese desprecio a la prudencia fiscal de manera contundente: "...Urgente aplicar medidas económicas pensadas en la economía popular y no en las políticas ortodoxas fondomonetaristas que privilegian la disciplina fiscal y la macroeconomía..." En el mismo mensaje aboga por mayores subsidios a bienes de la casta básica. Se imaginan que de ir por ahí se aceleraría la debacle económica.En contraste, en nuestro país ha prevalecido otra visión más preocupada por la sostenibilidad fiscal sin importar el signo político de quién gobierna. Sin embargo, la disciplina fiscal se observó muy relajada a partir de 2015 cuando el déficit comenzó a crecer peligrosamente y nos acercamos a 5% del PIB en el año culminado en marzo de 2020.El gran problema estuvo en que en los 10 años previos el país experimentó un auge económico vinculado como Bolivia al aumento de los precios de...

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