La llave de la reinserción

Silvia Fernández se para delante de 20 presos a los que dará una clase de Geografía en un salón en el Penal de Libertad. Algunos cursan primero de liceo y otros, tercero. Les pide que se agrupen. De repente ve a Julio, gorro de visera y lentes de sol, aislado en un rincón del salón, sin emitir palabra. Cuando se acerca y le ofrece ayuda, él se saca los lentes y se disculpa. "Profe, recién vengo para acá. Estuve 19 años en el otro edificio. Siento como que estoy viendo una película", dice, y se le humedecen los ojos. A pesar de estar acreditado para terminar el liceo, Julio es analfabeto por desuso; con 38 años de edad, pasó más de la mitad de su vida sin leer.

Al día siguiente, la profesora vuelve a verlo trabajando en la huerta, a unos metros del salón. Al pasar junto a él, Julio le pregunta si le puede traer algo de la calle. "Cigarrillos", piensa ella. Pero no: le pide un abecedario, para empezar a armar palabras. Fernández queda boquiabierta.

"Muchos presos no se creen lo suficientemente capaces como para volver a agarrar un lápiz y son pocos los que tienen la voluntad de estudiar para luego insertarse en el mundo laboral. Para estos, estudiar es la oportunidad de volver a vivir", asegura Fernández, que además de dar clases en el Penal de Libertad es coordinadora educativa en el Comcar.

En la actualidad hay 11.038 personas privadas de libertad, según datos del 2017 del Comisionado Parlamentario Penitenciario. De ese número, en 2016 solo 3.108 cursaron algún nivel de educación formal (educación primaria, secundaria y UTU) o no formal (talleres de informática, música, belleza, gastronomía, entre otros), según información del INR y del programa Educación en Contexto de Encierro (ECE).

Pero detrás de ese casi 30% subyacen algunos extremos: el Comcar es el que tiene menor cantidad de alumnos inscriptos, con apenas 159 de 3.566 internos, mientras que la Unidad 29 de Florida presenta la mayor proporción, con 48 alumnos de 110 internos. Las unidades del interior del país son las que tienen mayor porcentaje de "logros" (alumnos que han aprobado seis asignaturas, y por tanto están habilitados a seguir el curso siguiente). Los establecimientos de la periferia de la capital suelen presentar los peores resultados.

Actualmente hay 330 docentes distribuidos en las cárceles de todo el país. Pese a las mejoras que ha habido en los últimos años, las dificultades a las que se enfrentaron los primeros profesores, a principios de la década de 2000...

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