Marilyn, desde 1962 hasta hoy

JORGE ABBONDANZAParece mentira, pero hoy se cumplen 50 años de la muerte de Marilyn, mujer tan famosa que ni hace falta agregar el apellido. Tampoco hace falta decir que desde el 5 de agosto de 1962 la actriz ha quedado como efigie de las bellezas rubias, una estirpe que Hollywood ya había lanzado con Jean Harlow y Lana Turner pero que Marilyn se encargó de llevar a su forma ideal (más curvas, más encanto, más escotes, más rulos) haciéndola perdurar hasta hoy, sin continuadoras a la vista. En ese reinado póstumo se ubica el mito, el de la muchacha parada sobre la rejilla del subterráneo cuyo viento hace flotar eternamente su pollera blanca.La realidad de su carrera fue distinta y no siempre fulgurante. Algunos ancianos con vocación de espectadores recordarán a una Marilyn juvenil, la que embrujaba a Louis Calhern en Mientras la ciudad duerme, o la que George Sanders llevaba a casa de Bette Davis en La malvada. Era una mujer linda pero una comediante pésima, incapaz de resolver sus breves personajes con la naturalidad o la soltura que les habría dado cualquier otra rubia de su generación. Lo que ella lograba hacer parecía una parodia, una sobreactuación llena de afectaciones, pero no porque se propusiera satirizar el asunto sino porque no sabía abordar esos papeles con más control, más aplomo o más...

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