Memorias, condecoración, playlist: Bono enseña cómo U2 se convirtió en megaestrellas

Culpemos a la sobreexposición pero Bono -o sea Paul Hewson haciendo de líder de una de las bandas más grandes de la historia, U2 - es desde hace tiempo un problema para el canon del rock.Sería de necio aligerar la relevancia de la banda que integra desde fines de la década de 1970. Desde entonces, estos irlandeses han sido de los que mantuvieron el estandarte de un rock asimilado pero rebeldón, con un repertorio de buenas canciones bien ejecutadas y producidas.Sin embargo, su obra a veces es recibida con cierto desdén ante la presunción de que U2 ya ha dado lo mejor. Y que eso pasó hace tiempo.Probablemente, pero en los acantilados de las sentencias rockeras conviene dejar de lado los arrebatos. En todo caso, esas consideraciones son las que hacen relevantes a las estrellas de la talla de Bono o clásicas a carreras como la de su grupo.Pero está eso de ser parte de una elite en la que figuran presidentes y potentados a los que suele tratar de "vos" y presiona para causas justas. El cinismo es una buena parte del encanto de un rockero y Bono siempre parece estar tomándoselo todo demasiado en serio.El reconocimiento a U2 en los recientes premios del Kennedy Center -los Princesa de Asturias gringos, son así de importantes- certifica mucha de esas cosas. Los coloca, además, en una categoría canónica en la que figuran Bob Dylan o Led Zeppelin y en la que el galardonado es agasajado nada menos que por el presidente de Estados Unidos, quien le coloca una cocarda que es un collar multicolor.Es difícil ir más arriba que eso. Se suman en el prontuario, además, la Legión de Honor de Francia, la Orden del Imperio Británico, 22 Grammys, 175 millones de discos vendidos, ocho números uno en Estados Unidos y varias de las giras más concurridas de la historia.Así, Bono es un artista potentado, poderoso, escuchado y, todo indica, generoso. Más allá de la inevitable megalomanía en alguien como él, parece estar del lado de los buenos.Los discos de U2, sin embargo, parecieron volverse menos consistentes que la obra o ese perfil alto que los llevó hasta ahí. Hay quienes trazan la frontera en The Unforgetable Fire, el disco de 1984 que cierra una primera etapa de búsqueda de un sonido propio, un pospunk rockero muy marcado por la voz de Bono y con la guitarra en de The Edge haciéndose notar en su originalidad; ese período compactó aún más la formación que completan Larry Mullern Jr. y Adam Clayton.Otros la extienden hasta Rattle Hum, su disco/película, que tiene a...

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