Menos entradas, más consumo

El mes pasado, respondiendo a una afirmación mía de que los norteamericanos ya no eran los ávidos espectadores de cine de antaño, Matthew Sigman, un confeso "fanático de la pantalla grande", me escribió manifestando su discrepancia.Yo había comparado los noventa millones de entradas semanales que se vendían en 1948 con los veintitrés millones de hoy. Sigman me respondió: "Lamento diferir con la base estadística de su afirmación de que a los americanos les gusta menos el cine que antes porque la venta de entradas ha bajado"."En los años cuarenta", agregaba, "si a un fanático del cine le gustaba una película iba varias veces a verla, haciendo crecer los números en la taquilla. Ahora todo lo que tiene que hacer es quedarse en casa con Legalmente rubia y Terminator y verlas una y otra vez, del mismo modo que a quienes nos gusta el cine independiente podemos ver Fargo una y otra vez".DIFERENCIAS. Bueno, sí y no, como le escribí a Sigman, porque depende de cómo ve uno las películas, que son a la vez obras discretas y experiencia social. Mientras muchos seguimos yendo a las salas, la "película de las 24 horas" viene a nosotros, aunque "nosotros" puede ser una persona solitaria en un escritorio o un tren, contemplando una caja luminosa.La nueva "película portátil" es conveniente, y estimuló a las empresas a crear nuevas formas de colocar imágenes en nuestros aparatos. Pero no es "ir al cine", tal como lo entendíamos en una época.Las nuevas tecnologías digitales no solamente han transformado la forma de rodar, editar, distribuir y exhibir las películas, sino la manera como las vemos. Y esto ha alterado nuestro universo de imágenes en movimiento de un modo tal que, como estamos en medio de todos esos cambios, nos resulta difícil comprenderlo. Lo que sabemos es que durante buena parte del siglo XX, cuando hablábamos sobre películas aludíamos a gloriosas aunque a veces rayadas imágenes más grandes que la vida, que llenaban las pantallas de las salas y compartíamos con otras gentes, y que cuando aparecía la siguiente atracción se iban, a veces para siempre. Ahora vemos contenido digital en varias máquinas, armados de la nueva confianza del consumidor que sabe que todo está a un "click" de distancia.Puede ser difícil recordarlo en la era del cine por televisión "on demand", pero hubo una época en la que uno no podía ver una película después que desaparecía de las salas, lo que convertía las películas en un a veces evanescente objeto de obsesión, agregándole algo a su...

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