Mercosur e hipocresía

Se reunió el Mercosur e hizo lo que se esperaba: presidencia "pro témpore" para Venezuela, reparación a Evo Morales, condena a los EE.UU. por espionaje, rezongo a Europa por secundarlo.El Mercosur, se admite, plantea dificultades, trabas transitorias, nacionalismos indebidos, pero sólo en él, afirman los presidentes, un día nos reencontraremos como un pueblo felizmente unido. Por eso, siendo que tanto nos queremos ¿cómo indisponernos por nimiedades como equilibrios comerciales, políticas macroeconómicas inconsultas, dragados de ríos compartidos, aranceles comunes, exportaciones trabadas, libre tránsito de personas, incumplimiento de los fallos internos, disparidades y asimetrías económicas. ¿Cabe acaso rebajarnos a mercantilismos espurios o a contabilidades mezquinas sin afectar nuestra sagrada unidad? Por eso de ello, tan inoportuno, poco se habló.Incluyendo el comunicado final que resume este sentimiento: rechazo al espionaje "… conducta inaceptable violatoria de nuestras soberanías que perjudica el normal desempeño de las relaciones entre naciones". Sin contexto ni historia, tal parece una lógica y justificada reafirmación del derecho. Además de un fuerte repudio sureño a los dobleces permanentes de las grandes potencias y a su inveterado desprecio por nuestras soberanías. Y sin embargo, cuánta hipocresía por debajo. Cuántos circunloquios para encubrir su propia historia como institución. Cuánta retórica oficialista para mentir con descaro.Los presidentes readmiten a Paraguay, pero callan que sin razones, ellos mismos lo expulsaron. Como si reintegrarlo constituyera un trámite, un requisito que restituye la normalidad reparando...

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