Otro mito que se derrumba

Por décadas, el sistema universitario uruguayo ha sido una isla de complacencia. Por un lado porque su sacrosanta autonomía lo ha hecho refractario a cualquier influencia del sistema político o de la sociedad. Por otro, porque la hegemonía cultural que han consolidado los estamentos intelectuales "de izquierda", y que salvo por el ínterin trágico de la dictadura, han dominado la Universidad en el último medio siglo, han convencido a la sociedad de que tenemos un sistema ideal; gratuito, inclusivo, y cuyo nivel sería la envidia de todo el continente. Nada más lejos de la realidad.Por ejemplo, un informe realizado por el programa Código País semanas atrás revelaba que en Uruguay solo el 4,2% de los ciudadanos tienen estudios terciarios. Si ponemos el foco en los uruguayos de 25 años o más (o sea quienes tuvieron chance real de asistir a la Universidad) esa cifra llega al 6,5%. Una miseria cuando comparamos con lo que sucede con países como Estados Unidos, donde el 40% terminó estudios universitarios, o España donde la cifra llega al 30%, o incluso México, que con un 15% más, que nos duplica.Lo que hay que remarcar es que en esos tres países la educación terciaria se paga (y caro). Con lo cual se hace añicos el mito intocable de que la Universidad gratuita uruguaya permite un mayor acceso de la sociedad al conocimiento.Otro mito histórico que se derrumba en referencia a la Universidad en Uruguay es el que consagra que la misma es "incluyente" y favorece a los más pobres. Según datos difundidos en ese informe televisivo, el 54% de los ciudadanos del quintil más alto de ingresos tienen estudios universitarios, sin embargo solo el 2,3% de los del quintil más bajo han logrado ese objetivo. Es más, la chance de que un niño del 20% más pobre de Montevideo termine una carrera universitaria es del 1,04%, casi la misma de que llegue a ser jugador de fútbol de primera división (0,87%, según estudio de ONFI de 2005). A lo que vamos es que el país invierte una cantidad enorme de dinero que en el fondo se usa para subsidiar un sistema de educación terciaria del que solo se benefician los sectores más ricos. ¿Es esto justo?El tercer gran mito que se cae a pedazos es el que dice que la calidad de la enseñanza universitaria uruguaya es de las mejores del...

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