Un mundo en peligro

La civilización está amenazada. Hasta el momento ha servido para cultivar los conocimientos, cobijar la herencia del pasado, impulsar los descubrimientos científicos y amparar las riquezas culturales, pero todo ello no parece suficiente para asegurar el bienestar colectivo, la confianza en el futuro ni la búsqueda de la felicidad personal o social.Frente a ese paisaje se levanta un marco de violencias que anula los esfuerzos por mejorar la vida de la gente, desmiente los discursos que invocan la paz o la concordia y neutraliza la lucha por asegurar las conquistas más valiosas de cualquier comunidad. Ya se sabe que la guerra, los disturbios, o los conflictos políticos, son inseparables de todas las etapas de la historia del hombre, pero los optimistas confiaban en que el mundo de hoy, auxiliado por el progreso de las ideas y el ajuste de los sistemas de convivencia, consiguiera derrotar las formas de intolerancia, los métodos brutales de dominación, o la tendencia opresiva de unos grupos sobre otros.Pero el optimismo fue burlado por la realidad y las esperanzas de mejorar el mundo fracasaron. Cien mil personas, mayormente civiles, han muerto en los dos años de los enfrentamientos internos en Siria, otras tantas han sucumbido en los seis años y medio de guerra contra el narcotráfico en México; en Colombia ya se cumplió medio siglo de enfrentamientos entre las organizaciones guerrilleras, los paramilitares y el ejército; los abismos de desigualdad económica y cultural entre las clases sociales no se han atenuado en Latinoamérica ni en África.El hecho de que un gobierno haya sido elegido en elecciones libres y por una mayoría de voluntades, tampoco asegura su normal desempeño del poder, los mecanismos democráticos van perdiendo significado en muchos lugares y quedan reducidos a fórmulas orales, discursos retóricos, mentiras demagógicas u estafas a los sectores más ignorantes. En el mundo de hoy se observa una fachada que parece defender el decoro del funcionamiento político, pero detrás de esa fachada no todo huele bien ni resulta presentable.Es cierto que la violencia popular en Siria está sacudiéndose una dictadura de la familia Al Assad que lleva tres décadas en el poder, pero...

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