Munición 'de guerra' se usa para la seguridad de locales nocturnos

Nueve disparos efectuaron dos efectivos de la Guardia Republicana la noche de los incidentes frente al local de Coyote. Una de las balas, disparada al suelo, mató al joven Nicolás Cuña. Provenía de una pistola policial, 9x19 mm Parabellum: un arma con poder de fuego de tal magnitud que su uso es discutido por los expertos.

El arma en cuestión, marca Glock, utiliza balas "encamisadas" o "full metal jacket". Se trata de munición de guerra que para los expertos "no es adecuada para el uso policial que se le está dando".

Diseñadores y vendedores de armas ofrecen dos variantes de balas para las pistolas 9 mm: "baja" y "alta" velocidad. La diferencia radica en las dimensiones del impacto. La primera está destinada al uso urbano, donde hay mayores posibilidades de accidentes por rebote. La segunda se usa en la guerra y en combate al terrorismo.

"Las pistolas semiautomáticas que utiliza la Policía tienen mayor velocidad y el proyectil blindado provoca una probabilidad mayor (de rebote) que el revólver. Pueden atravesar un cuerpo y lesionar a otra persona sin que se tuviera intención", explicó a El País el comisario Ramón Surraco, perito balístico reconocido por la Suprema Corte de Justicia y ex jefe de Balística de Policía Técnica.

El experto indicó que a diferencia del proyectil "full metal", la bala de plomo se deforma por el impacto, lo que reduce la probabilidad de rebote.

"Es menos peligrosa en el medio urbano", afirmó.

Por otro lado, Surraco destacó que las "balas encamisadas" ( full metal ) generan dificultades a la hora de las pericias.

"Son armas que dificultan la identificación de sus balas por el sistema de caño hexagonal que tienen. Las armas que usan balas de plomo tienen un caño estriado lo que permite una mejor identificación", dijo.

La controversia sobre las balas que usa la Policía en las ciudades se sumó a otra, no menos polémica: las tareas que efectivos del Ministerio del Interior realizan fuera de su horario de trabajo oficial.

Un oficial de la Republicana, que habló a condición de que no se publicara su nombre, dijo que "en Coyote trabajaban por lo menos seis personas que integran la Guardia".

"Uno era el encargado, contratado por la dueña del local, y él fue conformando su grupo: eran 6 ó 7 los efectivos que estaban esa noche, como otros fines de semana", dijo.

"La seguridad en los boliches nocturnos se paga entre $ 1.300 y $ 1.700, y el horario de trabajo va desde las 22:00 hasta las 6:00 de la madrugada En otros bailes sé...

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