Nacional 1971: un año para dar vuelta al mundo

LUIS PRATS

Era un 28 de diciembre, pero el día no estaba para bromas. Nacional cerraba un año histórico, victorioso aunque extenuante, cargado de dificultades que fue superando una tras otra como una topadora futbolística. Atrás quedaban casi 70 partidos por todo el mundo, pero faltaba el más importante de todos. El que permitiría dar vuelta la historia.

La revancha con Panathinaikos de Grecia en el Estadio Centenario podía darle el título mundial que faltaba para completar la vitrina de trofeos, la esperada consagración internacional después de una década de objetivos altos que terminaban escapándose a veces por muy poco. El 9 de junio había obtenido la Copa Libertadores luego de tres ásperas finales contra Estudiantes de La Plata; el 23 de diciembre, apenas unos días antes, había alcanzado el tricampeonato uruguayo venciendo a Danubio.

La temporada había marcado también una constante búsqueda de dólares para equilibrar la balanza entre un plantel colmado de estrellas y un profesionalismo local que ya daba señales de crisis. Por eso, luego de la Libertadores fueron transferidos Atilio Ancheta a Brasil e Ignacio Prieto a Francia. Y a mitad de año se realizó una fatigosa gira de un mes por México y Europa. La excursión se había cerrado con dos partidos ante el Panathinaikos, subcampeón europeo, que se resolvieron con facilidad para el equipo tricolor.

En ese momento no se sabía, pero el equipo griego terminaría siendo el rival de Nacional en la final mundial, ya que el campeón del Viejo Mundo, Ajax, declinó participar. Por eso, cuando en diciembre tocó enfrentarlo nuevamente, pero por la Intercontinental, el optimismo era grande. Después de todo, tenía un gran equipo: la seguridad de Manga en el arco, la capacidad goleadora de Luis Artime, el despliegue fervoroso de Julio Montero Castillo, el talento de Ildo Maneiro, la...