El nacionalismo político

El 15 de julio pasado Álvaro Diez de Medina publicó en este medio una nota objetando otra de mi autoría, referida al plebiscito que separó a Gran Bretaña de la Unión Europea.

Mi ocasional contradictor observaba que mis reservas respecto al nacionalismo constituyen un simplismo que ignora lo quelas nacionalidades, los credos tradicionales y la democracia representan en la construcción de la civilización europea. Razón por la cual, que Gran Bretaña pretenda gobernarse a sí misma no supone una actitud retrógrada. Sin embargo, más que este debate puntual, aquí me interesa discutir los nacionalismos, que, a diferencia de Diez de Medina, entiendo que no contribuyen al desarrollo de la democracia liberal, que sí fomenta la Unión Europea.> > La controversia sobre el nacionalismo es antigua y ya no admite -Popper dixit-, generalizaciones dudosamente falsables. Por eso es útil diferenciar entre un nacionalismo expansivo, utilizado como política pública por estados de mediano y gran porte, y el nacionalismo defensivo de las pequeñas naciones, usualmente practicado por buenas razones. Un ejemplo del primero es el empleado por los ingleses a partir de la era napoleónica, cuando construyeron un gran imperio, modalidad a la que igualmente apelaron en la anterior centuria los restantes colonialismos: Alemania, Francia, Bélgica, Holanda. En lo que fue una de las etapas más negras del comportamiento histórico de Occidente. Sin omitir en este listado, al expansionismo soviético, que bajo el pretexto de la revolución practicó un descarado y violento nacionalismoPan- ruso. Por su lado también tiene actividad unnacionalismo de enclave que es reivindicado dentro de unidades multiculturales mayores, como en Canadá o España, aunque no siempre se lo invoque con razón, especialmente cuando la situación de minoría de una cultura no es producto de una anterior anexión forzada. Asimismo se cultiva un nacionalismo cívico, fundado exclusivamente en la adhesión de todos los ciudadanos a sus instituciones públicas. En una versión ajena a lo cultural o étnico, de poca densidad y, pese a sus bondades, de nula presencia histórica. > > En planos de valoración y análisis el nacionalismo es objeto de múltiples enfoques. Entre ellos, en lugar preponderante, el de la filosofía ética y política, que considera y valora abstractamente las razones y los límites de sus demandas. ¿Por qué razón -se plantean estas disciplinas- un determinado grupo humano merece mayor atención que otros...

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